Todos, absolutamente todos nosotros, tenemos en casa algo que ya no utilizamos desde hace tiempo. Ya sea un producto electrónico que pasó a mejor vida tras comprar uno nuevo, un mueble que ha dejado de tener utilidad, un cuadro que nunca nos ha acabado de gustar, el viejo monitor que retiramos cuando compramos uno nuevo, unos zapatos o zapatillas que apenas utilizamos o cualquier tipo de prenda de ropa.