Los astrónomos están levantándose en armas contra la contaminación que está afectando no solo al espacio en general, sino también a la propia órbita de la Tierra. Esta vez atacan directamente a los satélites Starlink, cuyas constelaciones, otro de los sueños de Elon Musk, están haciendo estragos. Y avisan: la situación no va a mejorar, irá a peor.