Según datos publicados en su revista oficial, durante la última campaña realizada entre el 4 y el 10 de agosto de este mismo año, la Guardia Civil de Tráfico estableció 2.793 puntos de control de velocidad, en los que fueron revisados más de un millón de vehículos.
El resultado ha dejado claro el motivo por el que el organismo sigue incrementando sus esfuerzos: la velocidad es un problema creciente y cada vez más conductores son denunciados por no respetar los límites, incluso a pesar de las nuevas señales.
La DGT multa más que antes
En total, de los 1.021.303 vehículos controlados, nada menos que 68.662 conductores fueron denunciados por circular a una velocidad superior a la permitida, lo que representa el 6,7% del total. Este porcentaje, aparentemente bajo, preocupa a la DGT porque confirma una tendencia al alza, ya que en la campaña anterior, realizada en abril, las cifras fueron ligeramente más bajas. Para la institución, este incremento demuestra que el exceso de velocidad sigue siendo uno de los principales factores de riesgo en los siniestros de tráfico y que la única manera de combatirlo es intensificar los controles.
Los datos recogidos por la DGT muestran además una radiografía muy clara de dónde se producen más infracciones. Más de la mitad de las denuncias (53,2%) correspondieron a conductores que circulaban por autopistas y autovías, carreteras en las que se espera un tráfico más seguro por su diseño. En total fueron 36.662 conductores multados en este tipo de carreteras. En segundo lugar aparecen las carreteras convencionales, donde se formularon el 44,9% de las denuncias (30.854 conductores). Incluso en travesías, zonas de especial riesgo por la cercanía de peatones y núcleos urbanos, hubo 1.310 conductores denunciados.
La campaña también dejó espacio para casos especialmente graves. Según la DGT, 11 conductores fueron puestos a disposición judicial por cometer un delito contra la seguridad vial al superar en más de 80 km/h la velocidad permitida, tal y como establece el artículo 379.1 del Código Penal. Estos comportamientos extremos, aunque minoritarios, demuestran que una parte de los conductores sigue asumiendo riesgos que ponen en peligro tanto su vida como la de los demás.
A la vigilancia de la Guardia Civil de Tráfico se suman los controles de las policías autonómicas y locales en sus respectivos ámbitos de competencia. Esta colaboración, subraya la DGT en su revista, es fundamental porque unifica el mensaje de respeto a los límites de velocidad en todo el país, independientemente de la vía por la que se circule. El organismo insiste en que es clave recordar constantemente a los conductores que respetar la velocidad es clave para reducir la siniestralidad en carretera.
El aumento de puntos de control y radares móviles, así como las campañas, que cada vez son más frecuentes, responden por tanto a una estrategia de atajar una conducta que, pese a años de concienciación, sigue estando muy presente entre los conductores españoles. La DGT recalca que, en la mayoría de accidentes mortales, el exceso de velocidad aparece como factor decisivo y repetitivo.
Que en solo una semana más de 68.000 conductores fueran denunciados refuerza la idea de que la vigilancia intensiva no solo continuará, sino que probablemente aumentará en los próximos meses. De hecho, la institución recuerda que el exceso de velocidad no solo aumenta las probabilidades de accidente, sino que también agrava de forma directa sus consecuencias. En un impacto a 120 km/h, la energía liberada es mucho mayor que a 90 km/h, lo que se traduce en más posibilidades de lesiones graves o fallecimientos. A esto se suma el hecho de que muchos conductores no son plenamente conscientes de cuánto tardan en detener su vehículo a distintas velocidades, un factor clave cuando surge un imprevisto en carretera.
La vigilancia intensiva es, según el organismo, la única vía para frenar una tendencia que va en aumento.