La idea de esta tecnología es convertir a sus tropas en auténticos supersoldados y cambiar los conflictos. Estos exoesqueletos, que combinan robótica, inteligencia artificial y energía eléctrica avanzada, permiten a los militares transportar cargas de hasta 100 kilos con una reducción de la fatiga de hasta un 50%, un avance que supera con creces las capacidades humanas tradicionales. Y esto, sumado a su espectacular dron VTOL con motor a chorro que os explicamos hace unos días, harán que el futuro sea chino.

Así son los soldados con exoesqueletos chinos

La clave de estos exoesqueletos está en su diseño y en la integración de múltiples sistemas tecnológicos. Incorporan servomotores compactos y baterías intercambiables de alto rendimiento que ofrecen autonomía y potencia en terrenos extremos. Además, su inteligencia artificial detecta los movimientos y la postura del soldado en tiempo real, mientras que unos sensores analizan la fatiga muscular y el terreno, optimizando así la resistencia física y el rendimiento operacional. Y esto, evidentemente, tendrá sus beneficios en combate, permitiendo operar en altitudes elevadas, transportar heridos y suministros en lugares inaccesibles para el humano medio, o incluso mantener la capacidad física durante largas jornadas o misiones que se prolongan durante mucho tiempo, sin notar signos de cansancio ni debilidad.

Las primeras pruebas de estos exoesqueletos se realizaron en la meseta de Karakorum y en zonas fronterizas con India, donde la escasez de oxígeno y la dureza del terreno hacen que la labor militar sea extremadamente exigente. Según los informes de Defense One, los soldados pudieron realizar tareas que antes eran prácticamente imposibles, como el transporte de cargas de hasta 70 kilos, con un esfuerzo físico notablemente reducido. Con esta tecnología China también refuerza su apuesta por integrar la robótica en la infantería.

El plan de China no se limita a mejorar la fuerza bruta de sus soldados, sino que forma parte de un enfoque más amplio de superioridad tecnológica. La integración de humanos y máquinas busca garantizar una autonomía logística plena y eficiencia operativa antes del centenario de la República Popular en 2049. Este objetivo incluye optimizar cada recurso, desde armamento hasta movilidad, asegurando que la infantería pueda cumplir cualquier misión con independencia del terreno o de la situación. Los exoesqueletos inteligentes se convierten así en un elemento clave dentro de la estrategia nacional de defensa, permitiendo a los soldados superar limitaciones físicas y mantener un rendimiento constante bajo presión.

El desarrollo de estos exoesqueletos, según muestra BloodWing, también refleja la apuesta de China por tecnologías militares sostenibles y adaptables. Al poder colocarse en menos de un minuto y adaptarse a la condición física del usuario, estas armaduras robóticas ofrecen un equilibrio entre movilidad y protección determinante. Además, al combinar inteligencia artificial con sensores avanzados, se crea un sistema que aprende y se ajusta al comportamiento del soldado, un nivel de personalización que otras fuerzas aún no han implementado.

Con este avance, tan importante como intangible hasta ahora, China demuestra que la frontera entre la ciencia y la estrategia militar cada vez es más borrosa, y que la próxima generación de soldados estará equipada con tecnología capaz de superar las limitaciones humanas, consolidando la posición del país como líder en innovación bélica.

Por tanto, estos exoesqueletos chinos representan el siguiente nivel en la guerra moderna, combinando fuerza aumentada, una reducción clave de la fatiga, mayor y mejor movilidad en terrenos extremos, y capacidad de integrarse con sistemas de inteligencia artificial.

 

Fuente: Defense One | adslzone