Todo ello sin necesidad de dar grandes pistas, lo que abre un abanico de posibilidades estratégicas nunca visto hasta ahora.
China se pone las pilas
Lo que hace que este desarrollo sea tan llamativo es la propulsión a chorro. Hasta el momento, los drones VTOL solían basarse en rotores eléctricos, mucho más lentos y con menor capacidad de carga. Integrar un motor de este tipo en una aeronave compacta parecía era un reto casi imposible, pero tras más de diez años de investigación, China lo ha conseguido. Como resultado, tienen un dron más rápido y que puede ser desplegado desde prácticamente cualquier buque de guerra, lo que en un hipotético escenario de conflicto a gran escala podría dar a China una ventaja táctica enorme frente a sus rivales.
Para entender la magnitud de este avance, basta con compararlo con proyectos estadounidenses como el XQ-58A Valkyrie, un dron de combate que requiere largas pistas de despegue. El modelo chino se olvida de esa limitación y no necesita contar con portaaviones gigantes para lanzar ataques aéreos rápidos y precisos. Con un simple barco de menor tamaño, el ejército chino tendría la capacidad de desplegar drones supersónicos listos para actuar en cuestión de segundos.
Pero lo más inquietante es la doble cara de esta tecnología. Aunque está diseñada principalmente para fines militares, el nuevo dron VTOL también podría utilizarse en escenarios civiles. Sus características lo hacen perfecto para tareas de rescate, transporte de emergencias o asistencia en catástrofes naturales, ya que puede transportar cargas pesadas, cubrir distancias más largas y acceder a zonas de difícil acceso. Sin embargo, es evidente que el foco principal está en la defensa y apoyo militar, en un contexto mundial cada vez más tenso.
China no es el único país que experimenta con drones de despegue vertical y gran autonomía. Ucrania, por ejemplo, ha demostrado la eficacia de este tipo de aeronaves en su guerra contra Rusia, mientras que España ha adaptado el buque Juan Carlos I para poder operar con drones de gran tamaño. Sin embargo, lo que distingue al gigante asiático es la velocidad con la que ha logrado dar un salto tecnológico que parecía imposible.
La integración de estos drones en la flota china cambia por completo el equilibrio estratégico en el Pacífico. No se trata solo de la capacidad de lanzar ataques desde cualquier barco, sino también de la posibilidad de mantener un despliegue constante, con múltiples unidades operando a la vez sin necesidad de grandes infraestructuras. Esto, en un escenario de tensión internacional en aumento, podría ser clave para inclinar la balanza en caso de un conflicto de gran escala.
Aunque por ahora este desarrollo se presenta como un prototipo, todo apunta a que en los próximos años veremos a más países sumarse a la carrera por los drones VTOL de propulsión a chorro. Es solo cuestión de tiempo que esta tecnología se convierta en un estándar en los ejércitos del futuro, igual que ocurrió en su día con los drones convencionales. Y en ese futuro, China ya ha dado el primer paso, dejando claro que está dispuesta a liderar también esta nueva era de la guerra aérea.
Fuente: Interesting Engineering | adslzone