El compromiso de todas las operadoras es de seguir expandiendo las infraestructuras de fibra por todo el territorio español, algo que tendrá como consecuencia directa un cierre aún mayor de centrales de cobre. Hay que tener en cuenta que la fibra óptica no solo ofrece una mejor calidad de conexión, sino que además se trata de una tecnología mucho más eficiente y que consume unos niveles de energía sensiblemente inferiores, además de usar tan solo el 10 % del espacio que utiliza el ADSL. Obviamente, este cierre debe ser progresivo, ya que en algunas zonas de nuestro territorio la conexión ADSL sigue siendo la única disponible (sobre todo en zonas rurales).

Más centrales irán cerrando los próximos años

Todo este proceso, cómo es lógico, no se puede producir de la noche a la mañana. Los primeros cierres de centrales de cobre se produjeron hace más de 5 años, y desde entonces estos se han ido sucediendo con cuentagotas hasta este 2022, año donde se espera que cierren un número bastante elevado de ellas. Telefónica cuenta con el objetivo de haber clausurado la totalidad de ellas para 2025, por lo que se trata de un proceso paulatino para el que aún queda algún tiempo.

Este proceso aumentará su ritmo en los próximos años. Esto se debe principalmente a la última revisión de los mercados de banda ancha que aprobó la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (o CNMC). Esta revisión tuvo como uno de sus objetivos principales el tomar medidas para facilitar la migración definitiva de los servicios de cobre a la fibra óptica, algo que repercute directamente a las centrales de cobre con accesos desagregados.

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Evolución de cierres de centrales con desagregación (CNMC)

Estos accesos son los que permitían a otras operadoras a prestar servicios a los consumidores a través de los pares de Telefónica, y son bastante numerosas en nuestro país. Existen un total de 835 de estas centrales de cobre, de las cuales actualmente solo han cerrado 13. Hasta las medidas adoptadas por la CNMC, este tipo de centrales disponían de un plazo de 5 años para su cierre, pero ahora solo disponen de 2 años, por lo que podemos esperar un aumento el número de cierres bastante considerable de cara a 2023 y 2024.

El cobre aún tiene mucho que decir

Todos estos cierres tiene una consecuencia bastante obvia, que no es otra que la retirada de unas cantidades de cobre gigantescas. Se estima que Telefónica tendrá que desmontar un total de 65.000 toneladas de cable de cobre, un material que ya ha cumplido sus funciones para las telecomunicaciones, pero que se puede reciclar una y otra vez sin que pierda en el proceso ninguna de sus propiedades.

Telefónica ya ha notificado a la CNMC la venta y posterior arrendamiento de una parte de su red de pares de cobre, un proceso que está regulado en el artículo 17 de la Ley General de Telecomunicaciones. Este proceso no exime a Telefónica de seguir cumpliendo con sus obligaciones legales sobre los pares hasta que estas dejen de aplicarse, pero es un movimiento por parte de la operadora española para que todo ese cobre pueda tener una segunda vida en el futuro.

 

Fuente: CNMC | adslzone