El aparato digestivo humano está siendo objeto de estudio de investigadores científicos que, con la intención de avanzar en las píldoras inteligentes, están contemplando varias posibilidades en cuanto a baterías ingeribles. No hablamos de un símil, no, se trata de fuentes de alimentación eléctrica instaladas en tu interior temporalmente. Tal cual, pero con algunas particularidades para evitar intoxicaciones, por ejemplo. Y es que, desde 1970, se ha trabajado con decenas de prototipos de biomarcadores de este tipo, que requerirán precisamente eso, baterías ingeribles.

Según explican los investigadores, el riesgo principal de esta tecnología es la toxicidad intrínseca de los materiales. Ahora bien, la investigación en este campo, apuntan, está especialmente centrada actualmente en cómo pueden colaborar en las funciones de fuente de alimentación los propios minerales que ingerimos, o incluso los pigmentos de la piel y los ojos. Según explican, podrían formar parte de esta bioelectrónica, en tanto que los líquidos en nuestro interior podrían ser utilizados como electrolitos de estas baterías segmentadas. Y según este planteamiento, se desintegrarían en 2 ó 3 meses por completo en nuestro interior.

La medicación exacta y sólo cuando hace falta

Volviendo a ahondar en la cuestión acerca de las píldoras inteligentes, o simplemente pastillas inteligentes, los investigadores consideran que la tecnología puede ayudar a que los pacientes sólo consuman la cantidad necesaria de un medicamento. Además, este tipo de biomarcadores pueden reducir el fallo humano en la medicación de un paciente, en tanto que son capaces de suministrar la dosis adecuada en el momento necesario. Ahora bien, como ya adelantábamos, ahora la gran barrera son este tipo de baterías ingeribles, y se pretende ponerlas en circulación en un plazo no superior a 5 ó 10 años.

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Fuente: EurekAlert | adslzone