Según describen, este tipo de tecnología flexible puede adherirse directamente a órganos de humanos y animales, lo que permite la monitorización de todo tipo de parámetros de una forma menos intrusiva, con respecto a los procedimientos actuales en el campo de la medicina. Principalmente, el atractivo de la investigación se ha enfocado en el rastreo de la actividad del cerebro. Hablamos de una tecnología que permite vigilar de cerca el ritmo cardíaco o respiratorio a través de una tecnología que no sólo se adhiere a la piel, como otras similares que habíamos conocido hasta la fecha.

La implantación quirúrgica, explican en la investigación, es el factor que podría presentar algunas complicaciones. Ahora bien, la malla electrónica que han creado, fabricada con hilos de polímero y metálicos, no funciona como los electrodos tradicionales, sino que se integra en el cerebro conectando directamente con las células. Con mayor detalle añaden que permite una conexión sólida e individual con las neuronas. Por otra parte, esta tecnología se puede inyectar con agujas de vidrio de 100 micrómetros, pero posteriormente se expande cubriendo zonas realmente amplias.

Sí, este “gel electrónico” funciona en cerebros reales

Como adelantábamos, ha sido probado sobre ratones vivos, y los resultados han aportado todo tipo de información sobre sus neuronas. En tan solo cinco semanas, este “gel electrónico” había creado una malla amplia que permite la monitorización de la actividad cerebral con un amplio conjunto de conexiones. No obstante, en la misma investigación sugieren que el proceso no termina ahí, sino que lo interesante será incluir sensores a esta malla, lo que podría dar lugar a aplicaciones más interesantes sobre seres humanos.

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Fuente: Nature | adslzone