Los principales beneficiados de estos buenos números han sido los artistas españoles que han visto cómo han mejorado notablemente las ventas de sus trabajos en el último año. Cabe recordar que desde inicios de este mismo año ha entrado en vigor la nueva legislación, con sanciones más severas contra los que fomenten la piratería de contenidos digitales. Tradicionalmente, la música ha sido uno de los sectores más afectados por este problema y contra la piratería siempre se habían cargado todas las tintas, especialmente desde asociaciones como SGAE o la propia Promusicae.

Pero lo cierto es que la situación no parecía tan grave a tenor de las cifras conocidas, donde se ha observado un particular crecimiento de la demanda de música en formato digital. Del total de ventas, el 42% ya corresponde a clientes que compran música online o la escuchan  en streaming, unas cifras que aún siguen algo por detrás de otros territorios europeos.  Las discográficas ingresaron un 36,3% más gracias a canales como Spotify o YouTube que se han convertido en un escaparate idóneo para una gran variedad de artistas. Pero dejando a un lado el mercado digital, también sorprende que en formato físico se hayan vendido 11,6 millones de discos, lo que viene a significar un 22% más que en 2013.

¿Era tan necesaria para la música una reforma de LPI?

La nueva LPI ha sido polémica desde las propuestas iniciales, debido a la forma en la que atenta contra la libertad en Internet y la limitación de derechos de los internautas. No cabe duda de que ofrecer más protecciones a los artistas y a la industria de la música en general, ayuda a los buenos datos del sector, pero más importante parece haber sido saber adaptarse a los nuevos canales (con la música descargable o en streaming a la cabeza), para conseguir salir del pozo.  Desde el sector tildan estos datos cómo un buen augurio, pero advierten sobre la delicada situación que sigue existiendo tras un desplome del 80% en los últimos años.

 

Fuente: El Economista | adslzone