Windows 10 llegó pronto por la calamidad que fue, en resultados, Windows 8. Seguramente cuando lanzaron este sistema operativo, a finales de 2012, no creerían que iban a tener que lanzar otro sistema operativo tan solo dos años y medio después. Esto quiere decir que han tenido que ponerse las pilas, escuchar a los usuarios, ver los fallos de Windows 8 y crear un nuevo sistema operativo que los corrigiera.

Y la verdad es que lo han hecho. Sobre todo en relación a la actitud ante el usuario. Con Windows 8 prácticamente decían a los que actualizaran que el ratón había muerto, que lo que se llevaría a partir de ahora serían las pantallas táctiles y que si no te gustaba es que te habías quedado estancado en otra época.

Correcciones

Se puede decir que Windows 10 es un sistema operativo que nace, en parte, de las correcciones de Windows 8. Por ejemplo, el escritorio vuelve a ser el centro de todo y las configuraciones y acciones siguen estando a un golpe de ratón, no hay que llegar a una esquina y aprender qué sale de cada una.

Además, Windows 10 no deja de lado a los dispositivos táctiles como sí hizo Windows 8 con los ratones. Ahora el sistema operativo reconoce qué tipo de dispositivo es y se adapta en función de si tenemos teclado o ratón o interactuamos a través de la pantalla. Otro problema de Windows 8 que Windows 10 ha solucionado.

Pero como es natural, Windows 10 no es solo una solución de problemas, ya que ofrece nuevas características que suman razones para actualizarse. Obviamente tiene fallos que, suponemos, se irán arreglando con el tiempo, pero tiene potencial para convertirse en el mejor sistema operativo de la historia. Y esto, por muy rimbombante que sea, es lo que se debería pedir a cada nuevo sistema operativo, ya que la experiencia anterior siempre debería servir para algo. Por desgracia, esto no ha sido así en la mayoría de las versiones.

Fuente: softzone

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