Se trata de los microplásticos, unas diminutas partículas que están en el aire, en el agua e incluso en los alimentos. En los últimos años, se ha hablado mucho de ellos, y ahora estarán todavía más en tendencia, ya que podrían ser los principales responsables del dolor de huesos, aumentando también el riesgo de fracturas.

Antes que nada, si sufres estos tipos de dolores, debes pedir cita médica cuanto antes.

La osteoporosis tiene causa

Los científicos, según la investigación que citamos al final del texto, han hecho un análisis que comprende más de 60 estudios, para encontrar un elemento en común: la relación entre la exposición a microplásticos y el deterioro de la estructura ósea. Al entrar en el organismo, estas partículas se acumulan en la sangre y en diversos tejidos, y alteran el funcionamiento de las células madre de la médula ósea, esenciales para regenerar y mantener los huesos en buen estado.

Este desequilibrio favorece la actividad de los osteoclastos, unas células que se encargan de degradar el tejido óseo. Hasta ahí, todo bien, pero el verdadero problema llega cuando destruye más rápido el hueso de la capacidad que tiene el cuerpo para regenerarlo. Esto deriva en un problema que hace que los huesos se vuelvan débiles y aumenten las probabilidades de que se rompan.

La osteoporosis es una enfermedad que afecta a millones de personas a nivel mundial, y actúa en silencio, ya que quienes la padecen no descubren que la tienen hasta que sufren una lesión importante. Los factores de riesgo ya conocidos tienen que ver principalmente con la edad y el sexo femenino, la menopausia u otros hábitos como el tabaco, el alcohol o una vida sedentaria. Ahora, a esta lista se suma la contaminación a través de microplásticos, y podría ser el detonante que acelera el desgaste de los huesos.

Efectos de los microplásticos en nuestro cuerpo

Además de que debilitan los huesos, hay otras consecuencias derivadas de este tipo de residuos. Por un lado, también reducen la viabilidad de las células y las hacen envejecer a un ritmo mucho mayor al normal. También alteran ciertos genes y desencadenan inflamación. Todos estos riesgos desembocan en un problema mayor que dificulta la regeneración ósea y acelera el deterioro del esqueleto humano.

También se ha estado estudiando cómo responde el cuerpo de los animales ante estos microplásticos, y los resultados refuerzan el problema. A ellos, la acumulación de microplásticos en el organismo, además de afectarles a la médula ósea, también les reduce la producción de glóbulos blancos y les interrumpe el crecimiento normal de los huesos. Además, provoca deformidades celulares y es capaz de hacer que los huesos crezcan débiles y con malformaciones.

La ciencia y la salud todavía tienen mucho camino por recorrer para entender cómo afectan en humanos, pero ya están avisando de que no se trata de un problema menor. Cada año se producen cerca de 500 millones de toneladas de plástico en el mundo, y apenas un 9 % de esa cantidad es reciclada. El resto se acaba descomponiendo hasta llegar a nuestros cuerpos, víctimas de la cadena alimentaria.

Los microplásticos están en todos lados: en la fruta, en el agua, en la carne, en las verduras, en el pescado y más. Su tamaño hace que sean casi imperceptibles para nosotros, pero su daño ya ha comenzado a dejar huella.

 

Fuente: Signature Nature Link | adslzone