España intenta entrar en la carrera de tener IA en televisión. Los presentadores virtuales entrenados con IA ya están dejándose ver en el mundo entero. Protagonizan los informativos dando las noticias, presentan espacios temáticos o incluso se convierten en influencers con perfiles que reciben a millones de seguidores. No obstante, pasan de la curiosidad al olvido y al rechazo de una forma más repentina de lo que se podría imaginar. ¿Por qué las IA humanas generan tan malas reacciones?

Valle inquietante, población: millones de personas

Quizá no sepas qué es el valle inquietante, pero es más que probable que tú también lo hayas “visitado” en alguna ocasión. O más bien, deberíamos decir “experimentado”. El término de esta hipótesis lo acuñó el profesor Masahiro Mori en 1970, en un momento en el que, de forma lógica, la robótica no había progresado tanto como en la actualidad. No obstante, en ese tiempo ya se miraba al futuro y se conocían decenas de historias de ciencia ficción que imaginaban que, antes o después, llegaríamos a una época como la actual.

El valle inquietante explica que, cuando miramos a Alba Renai, lo primero que sentimos es curiosidad, interés y, en general, emociones positivas. Es posible que a ti también te ocurriera al ver esta IA de Mediaset. Primero piensas que “parece muy real”, “se mueve con realismo” o “da el pego”, pero a medida que pasa el rato y que la escuchas, tu perspectiva va cambiando. Eso pasa porque la influencer tiene un exceso de humanidad que te empuja hacia el lado contrario de lo que estabas sintiendo. Alba es tan real y parece tan humana que hará que cruces el valle y que, a partir de ese momento, todo lo que sientas sea rechazo.

Puedes preguntar a otras personas que hayan visto la entrada de escena de esta influencer virtual para ver si les ha ocurrido lo mismo. Esto también explica el motivo por el cual si bien las primeras impresiones en redes sociales sobre la IA podían ser buenas, lo que ha terminado circulando con más viralidad hayan sido las críticas donde se ponen en primer plano todos los problemas que tiene esta IA humana. Es ahí donde se ve realmente el efecto que produce haber cruzado el valle inquietante, con comentarios de todo tipo de usuarios que han olvidado cualquier impresión positiva que pudieran tener y que ya solo se concentran en destacar lo negativo.

Esto no es algo que deba sorprenderte, puesto que, como indicamos, la hipótesis se utiliza desde hace décadas y ha sido corroborada por otros expertos. Esa reacción que sentimos los humanos se encuentra apoyada en diversas causas, como que nos haga pensar en la mortalidad, que nos genere inseguridad o incluso que su existencia pueda chocar con nuestra religión. Distintos estudios que se han realizado han llegado hasta a afirmar que el rechazo que se produce al mirar una IA humana o un robot de aspecto realista es mayor que, por ejemplo, si miramos el cuerpo de una persona fallecida. Porque, en este último caso, la mente humana continúa concibiendo la esencia de su humanidad y de la persona que ya no está con vida.

Son proyectos condenados al fracaso

Los defectos que se descubren una vez se cruza el valle inquietante se irán reforzando a medida que pasen los días y las semanas. Esos sentimientos de rechazo y malestar que tendrán las personas viendo a Alba Renai se intensificarán o acabarán provocando que se ignore en su totalidad a estas IA humanas. Esto ya se ha comenzado a ver también con las modelos creadas con IA, cuya popularidad se basa en un minuto de oro expandido que les da fama internacional hasta que, horas después, el mundo se olvida de ellas.

El motivo de ello es que las personas, los usuarios y cualquier individuo, necesitan una conexión de humano a humano. Da igual si estás siguiendo a una persona en Instagram u otra, porque sabes que hay vidas detrás, y son individuos con los que, al seguirles o comentar en sus publicaciones, formas un pequeño vínculo. De una manera irracional, todos tenemos esas conexiones que no vemos, pero que a cierto nivel sentimos. Eso, con una influencer virtual creada con IA, simplemente nunca llega a existir. No hay conexión porque no puedes tenerla con algo que no existe, con un ente con el cual no podrás conectar en absolutamente nada. El universo es gigantesco, pero no habrá absolutamente ninguna manera de que llegues a tener una conexión con la IA, incluso una mínima.

El rechazo a estas entidades de inteligencia artificial y aspecto humano es inevitable. Algunos científicos son conscientes de ello y ya están actuando en consonancia con los riesgos que tiene el valle inquietante. Este es el motivo por el cual, por mucho que en las noticias veas que en Japón se fabrican robots con aspecto humano, luego en la realidad nunca llegan a estar en las calles.

Los fabricantes saben que son un buen reclamo, una manera de lograr inversiones y de generar un efecto viral que vaya más allá de las obvias limitaciones de un robot demasiado “robot”. No obstante, a la hora de la verdad, Japón tiene todo tipo de robots, normalmente sin una inteligencia artificial demasiado avanzada, pero ninguno de ellos cuenta con aspecto humano. Se buscan diseños con los que las personas puedan conectar, generar una relación agradable y así poder beneficiarse de sus servicios.

Por ejemplo, una famosa cadena de restaurantes tipo Vips, cuenta con robots en cuya cara, fabricada con una pantalla, se muestran distintos símbolos para que parezca un gato. Gesticula y reacciona a la interacción humana a un bajo nivel, porque tampoco es la panacea de la robótica, pero no genera ningún tipo de sentimiento negativo. Lo vemos pasar por los pasillos y servirnos la comida. Los niños se paran con él y se hacen fotos e incluso te pide que toques el botón que tiene cuando recojas tus platos. ¿Qué pasaría si en vez de ese robot felino y de aspecto robótico, fuera una humanoide con IA la que nos sirviera la comida? Cruzar el valle inquietante sería casi inmediato. Se nos pasarían muchísimas cosas por la cabeza y lo más probable es que no fueran buenas. Al final, no disfrutaríamos de la comida.

Lo mismo pasa con otros robots y sistemas de IA, en los que, como mucho, y manteniendo el punto de vista del país del sol naciente, se les dota de un aspecto animado para que el contacto sea más satisfactorio. Pero cambiar esas IA de anime por entidades que parezcan reales, no da la sensación de que sea una buena idea. La única esperanza que les queda a quienes estén pensando en fomentar este tipo de IA, es conseguir encontrar la forma de destruir el valle inquietante. Aunque, hoy por hoy, no parece probable que sea posible lograrlo. Y no son buenas noticias para Alba Renai, pero con 21 seguidores en su canal de YouTube, tampoco da la sensación de que la IA de Mediaset haya sido un boom.

 

Fuente: adslzone