¿Cómo decidir cuál de los dos enormes telescopios que se están construyendo debería continuar adelante y cuál quedarse a medio camino? Los astrónomos están pasando por uno de los momentos más críticos de las últimas décadas ante la falta de presupuesto con la que se ha encontrado la Fundación Nacional de Ciencias (NSF). Porque, si bien pensaban que podrían desarrollar ambos proyectos, ahora ven que solo pueden seguir financiando uno de ellos.

Solo podrá fabricarse uno

Dos grandes proyectos de construcción de nuevos telescopios estaban apoyándose en la NSF para poder materializar sus planes. Y todo iba bien hasta que, semanas atrás, el comité de esta entidad les confirmase que no podrían superar un presupuesto de 1,6 mil millones de dólares. Aunque la cifra suena espectacular, lo cierto es que, en la práctica, no es tan elevada como se podría imaginar. Los expertos ya han dejado claro que no habrá dinero para ambos proyectos. Para completar uno, este necesitará todo el presupuesto. ¿Pero cómo elegir?

El problema mayor es que los dos telescopios están ya en proceso de construcción y no son solo proyectos sobre papel. Eso implica que, de buenas a primeras, está confirmado que se desaprovechará la inversión realizada hasta la fecha en uno de ellos. Al margen de esto, es obvio que la pérdida de uno de los dos telescopios supondrá un paso atrás en los planes de exploración espacial que se estaban valorando.

Fecha límite para decidir

A los encargados de tomar la decisión en la NSF se les ha puesto fecha límite: tienen hasta el mes de mayo para decidir cuál de los dos telescopios va a recibir la financiación. Suponemos que, en las próximas semanas, comenzará un proceso complejo en el que los responsables de ambos proyectos intentarán convencerles de que su telescopio es el que debería obtener la financiación. Al mismo tiempo, no hay duda de que va a ser un proceso de gran nivel de estrés que hará que todos los implicados se encuentren en una situación crítica.

Lo negativo para la ciencia es que ambos telescopios son grandes máquinas que podrían llegar a realizar descubrimientos muy importantes para la humanidad. Estaba previsto que los dos superasen al James Webb en tamaño y posibilidades, lo que podría ser crucial en nuestro futuro. Solo hay que recordar lo mucho que ha avanzado la astronomía gracias al mencionado telescopio para imaginarnos que, unos todavía más grandes, harían que la capacidad de la exploración espacial llegase a niveles insospechados.

Los telescopios en cuestión son el Telescopio de Treinta Metros (TMT) y el Telescopio Gigante de Magallanes (GMT), estando el primero en Hawái y el segundo en Chile. El aspecto problemático es que ambos telescopios tienen aspectos positivos en cuanto a su localización. En Chile, la zona elegida destaca por sus cielos claros y despejados que favorecen a una mejor observación de las estrellas, mientras que en Hawái se ha optado por una montaña volcánica cuyos vientos y baja humedad también favorecen a la astronomía. No obstante, uno de los dos telescopios se ha visto rodeado de polémica y ya se ha encontrado con obstáculos para su construcción más allá del dinero.

Hablamos del de Hawái, el cual ha sufrido el boicot por parte de los residentes locales por dos motivos distintos. El primero es que la montaña donde se está construyendo, conocida como Mauna Kea, tiene una gran importancia histórica dentro de la cultura de la región. El segundo es que ya hay tantos telescopios en la zona que es obvio que está afectando al paisaje de la región. Sin contar el TMT, hay 13 telescopios que ya se están utilizando. Aunque resulta comprensible que sea un lugar tan elegido por sus condiciones, el ecosistema, al final, se está viendo alterado.

Hay otro problema más

Aunque, como decíamos, es de esperar que ambos equipos hagan campaña, el punto de vista que se está adoptando en estos momentos en el contacto con la NSF es que un solo telescopio no proporcionará, ni de lejos, los resultados buscados. El motivo de ello es que los telescopios están diseñados para, en conjunto, formar un único sistema de exploración e investigación del espacio. Dicen algunos astrónomos que, para que se aproveche al 100% uno de ellos, el otro tiene que existir y darle soporte. Entre los dos se dividen el trabajo y donde uno no llega, el otro le cubre.

Esto es algo que se había planteado desde el principio y que, gracias a ello, había permitido desarrollar la construcción de la manera más ambiciosa posible. Y la mejor forma de entenderlo es decir que, mientras el TMT se dedica a la exploración del hemisferio norte, el GMT hace lo propio con el sur. Por lo tanto, si al final solo se construye uno como se está planteando, va a suponer la pérdida de una importante oportunidad.

Para hacer presión, los astrónomos al frente de los proyectos explican que invertir en estos telescopios significará un gran paso para la humanidad. Respecto al James Webb se obtendrá una potencia cuatro veces superior, mientras que, en comparación al Hubble, la potencia será doce veces más elevada. Además, no solo hablan de potencia, sino también de ajuste, mejora y mantenimiento. Porque no quieren que nadie olvide que el James Webb se encuentra en el espacio y no en la Tierra, así que cualquier iniciativa que requiera interactuar con él de forma presencial no será sencilla. Sin embargo, tanto GMT como TMT se podrán seguir desarrollando cómodamente desde nuestro planeta.

Quizá la solución acabe llegando con inversión externa o con algún tipo de plan secundario. Estados Unidos no quiere quedarse atrás porque sabe que China también está construyendo enormes telescopios. Y, por supuesto, no se quieren imaginar un futuro en el que sea China quien descubra, por ejemplo, un planeta extraterrestre con vida.

 

Fuente: Space | adslzone