Son baratas, son ecológicas y no explotan. Esos son los tres pilares sobre los que se sustenta el nuevo tipo de batería que ha sido presentado por la RMIT University de Australia. Para darle forma, lo que han hecho ha sido recurrir al agua, un elemento que eran muchos los expertos que, en el pasado, no se planteaban combinar de ninguna de las maneras con la fabricación de baterías.

Un proceso inteligente

Estos científicos tenían claro que, para que su proyecto funcionase, tenían que quitarse de encima los electrolitos químicos que resultan tan peligrosos en las baterías normales. Utilizando agua han demostrado que lo han logrado y que, además, tienen en sus manos un tipo de pila que es reciclable y ecológica, lo que supone ventajas notables a tener en cuenta.

Los componentes de estas baterías acuosas están formados por una serie de metales que no resultan tan agresivos como los que son más habituales en el mercado. De esta forma, principalmente se ha utilizado una estructura de zinc y magnesio. Esto tiene dos ventajas. La primera de ellas es contaminar menos y aportar un nivel de toxicidad inferior respecto a otros materiales, mientras que la segunda es algo tan práctico como que se trata de metales cuya construcción resulta más barata.

¿Pero cómo funciona?

El funcionamiento interno de la batería no cambia respecto al de una pila normal. Los electrones se tienen que mover del lado positivo al negativo para generar el proceso necesario que hace que las baterías puedan aportarnos la energía necesaria. El cambio que se encuentra en estas baterías es que el elemento que se utiliza para el movimiento interior no es nada nocivo como en una batería normal, sino que se trata de una mezcla de agua y sales. Si tenemos en cuenta el valor que tiene dejar de lado ácido sulfúrico y cambiarlo por agua, podremos entender a la perfección la importancia de este tipo de batería.

Gracias a los resultados que han obtenido de su estudio, el cual se puede leer completamente en Advanced Materials, dicen los responsables del proyecto que estas baterías de agua podrían tener una gran importancia de aquí a diez años. Hoy por hoy es difícil que vayan a ocupar el sitio de las baterías de ion de litio, pero en el futuro es posible que se puedan considerar como una alternativa sólida y segura.

Hablan, sobre todo, de cómo no solo será una batería barata por lo que hemos mencionado de sus materiales metálicos, y ecológica por lo que también hemos dicho, sino que también será segura. El mejor ejemplo que ponen es el recuerdo de los muchos dispositivos cuyas baterías de litio han explotado por un motivo u otro. Hacen especial hincapié en cómo el litio es un metal activo peligroso que, por la forma en la que se utiliza, se expone a posibles riesgos. Esto sería algo que no ocurriría con las baterías acuosas.

También se concentran en cómo, por ahora, las pruebas que han hecho les han demostrado que las baterías de agua son más resistentes y que, incluso después de un periodo de 500 ciclos de carga, todavía mantienen más del 85% de su capacidad. Por lo tanto, se podría añadir una ventaja adicional a su uso. Por ahora las han probado en formato de pila pequeña para relojes y en versiones cilíndricas que podrían sustituir a las pilas clásicas AA o AAA. Los resultados han sido buenos, así que, ahora mismo, su objetivo es poder hacer los ajustes pertinentes y que lleguen a poder tener baterías con las que alimentar todo tipo de dispositivos móviles. Todavía les queda un largo camino, pero el proyecto parece prometedor y es bueno ver que ya ha dado resultados positivos en sus pruebas.

 

Fuente: Science Alert | adslzone