Entre las principales causas para no querer comprar un EV están su elevado precio (61,3%), la escasez de puntos de recarga (46,6%), el tiempo de carga (35,7%), el precio de la electricidad (32,6%) y la idea de que este tipo de coches no son el futuro (27,4%). Si conseguimos cambiar la percepción sobre la autonomía de un coche eléctrico y los problemas derivados de ello, probablemente más personas se animen a dar el salto a la movilidad sostenible.

Aumenta la autonomía de tu batería

Hay unas limitaciones de serie en las baterías de tu coche eléctrico (de iones de litio en su gran mayoría). Este es uno de los motivos que más pueden preocupar a un usuario actual de este tipo de vehículos o a quien se plantee comprar uno. Si encima es de segunda mano, donde la batería puede haber sufrido degradación, todavía más desconfianza.

El caso es que, como sucede en los coches de combustión, tu forma de conducir puede ser más o menos dañina para la mecánica del vehículo. Así que puedes llegar a cambiar esa forma de pilotar tu EV y conseguir un mejor rendimiento. Al fin y al cabo, las llamadas técnicas de conducción eficiente son similares en ambos mundos.

Cambia tu forma de conducir un coche eléctrico

Son los pequeños gestos los que marcan la diferencia en cuanto a la autonomía de un coche eléctrico. No vas a conseguir superar las cifras oficiales, pero sí que vas a conseguir maximizar el rendimiento que puedes sacar a tu vehículo, consiguiendo que la cantidad de kilómetros recorrida sea similar a las cifras teóricas.

Por ejemplo, no seas muy brusco al acelerar. Los vehículos eléctricos tienen una mayor aceleración ya que ofrecen su potencia máxima al instante. Es por esto que estos acelerones no solamente harán que se consuma más batería de lo que necesitas, sino que irá probablemente seguido de fuertes frenadas que posteriormente nos obliguen a recuperar mucha velocidad en poco tiempo. Evita estos picos, lo mejor es tratar de pisar los pedales de forma tan suave que nos permitan mantener una velocidad constante, especialmente al circular por autovías y autopistas.

Otro pequeño truco relacionado con lo anterior y que, además, reducirá las posibilidades de tener un accidente es mantener una correcta distancia de seguridad. A nivel de seguridad vial, nos ayudará a poder frenar sin impactar con el vehículo delantero, teniendo en cuenta que al ser los eléctricos vehículos realmente pesados por sus baterías, también puede incidir en la distancia de frenado. Además, a nivel de eficiencia, una mayor distancia reducirá la necesidad de pisar freno y acelerador de forma constante.

Una de las características más útiles de los vehículos eléctricos es la frenada regenerativa del KERS, una tecnología que permite recuperar parte de la energía cinética que se genera en deceleraciones y frenadas.

Es aconsejable minimizar el número de cargas rápidas, porque así evitamos que la temperatura de la batería suba mucho. Sostener su estado de carga entre el 40% y el 80% también ayuda a prolongar su vida útil más allá de los criterios de garantía mínimos. En los vehículos eléctricos, una vez alcanzados los 160.000 km o transcurridos 8 años, el estado de salud de la batería se encuentra alrededor del 80% de su capacidad, así que tratar de incrementar ese porcentaje siempre es de ayuda.

Si viajas solo y tu coche dispone de asientos calefactados/ventilados úsalos en lugar del sistema de climatización. Es mucho más eficiente para conseguir una temperatura confortable y gasta menos energía, lo cual te dejará más para recorrer kilómetros.

 

Fuente: movilidadelectrica.com | adslzone