La semana continúa con más y más momentos importantes para los aficionados a la astronomía y el espacio. En esta ocasión nos preparamos para la caída del Aeolus, un satélite europeo que se puso en órbita originariamente el día 22 de agosto de 2018. Si todo sale bien, su vuelta a la Tierra marcará un antes y un después para el trabajo de la Agencia Espacial Europea (más conocida como ESA).

Una operación bajo control

Echar un vistazo a toda la documentación que la ESA está publicando en relación a este trabajo es comprobar que están llevándolo a cabo con un nivel de detalle y precisión a la altura de las más grandes misiones que se hayan realizado. No en vano es la primera vez en la que se pone a prueba con un satélite de estas características y algo que podría ayudar a que, en el futuro, otras «recuperaciones» se realicen de la mejor forma posible.

El plan es acompañar al Aeolus en todo momento mientras sale de la órbita y comienza su proceso de caída hacia la atmósfera de la Tierra. Originariamente, la idea original que tenía la ESA era proceder a una caída no controlada como ha ocurrido en otros casos. Pero con este cambio de política van a tener la oportunidad de evitar muchos problemas y aumentar el nivel de éxito.

¿Sobrevivirá a la reentrada en la Tierra?

Esa es una de las preguntas que se hacen los científicos y que todavía está pendiente de responderse. El momento en el que la atmósfera atrae al satélite y comienza a impactar en su armazón puede derivar en que se destruya en su totalidad o en que queden solo algunos restos apreciables. No obstante, la estadística que tienen en sus manos los expertos apunta a que un 20% de la masa del satélite suele sobrevivir a la entrada.

Ese porcentaje de estructura que todavía sobrevive y cae a la Tierra es uno de los motivos por los que resultaba tan importante hacer una caída guiada. Dicen los responsables de la misión que podrían haberlo dejado caer sin control, tal y como se ha hecho tantas veces, pero pensaron que, si tenían la oportunidad, guiarlo sería una forma más responsable de traerlo a la Tierra. Tanto si se destruye en una gran proporción como si llega con más masa, al menos tendrán controlado el momento y el lugar donde aterrizará. Y eso evitará muchas consecuencias negativas y posibles situaciones de riesgo.

¿Dónde y cuándo será la caída?

La mala noticia es que, por ahora, no se ha aportado una hora concreta de cuándo ocurrirá la caída. Pero lo que sí sabemos es que será en un punto del Océano Atlántico. La ESA ya ha dicho que necesitan esperar un poco más para determinar el lugar exacto donde se producirá la caída, pero estaremos al tanto de sus noticias para poder actualizar esta noticia e informarte de ello. Asimismo, ten en cuenta que la reentrada será mañana mismo viernes 28 de julio, aunque como ya se sabe, siempre queda margen para que las cosas cambien.

Por ahora, no obstante, parece que todo está muy bajo control. El día 19 de junio, los científicos comprobaron que el satélite había comenzado a perder altitud. Posteriormente, el pasado lunes día 24 de julio, llevaron a cabo, a distancia, la maniobra inicial que daría comienzo al proceso de caída. La idea era reducir drásticamente la altitud, para lo que se usaron sus propulsores durante un periodo superior a media hora. Hoy se volverán a activar los propulsores, pero a mayor potencia, lo que ayudará a que el satélite se vaya alejando más y más de la órbita para estar más cerca de la reentrada. No se ha mencionado si habrá emisión en directo, pero si se hace, seguro que se podrá ver en el canal de la ESA en YouTube.

Y mañana, según los cálculos, se realizará desde el centro de mando en Alemania una nueva maniobra que reducirá la altitud todavía más. Con esa operación, el satélite ya quedará a su suerte y comenzará a descender por su cuenta. Desde el momento en el que mañana hagan esa maniobra que te indicamos, pasarán unas cinco horas hasta que se produzca la caída del satélite o de lo que quede de él.

Este satélite ha ayudado en estos años que ha permanecido en órbita a realizar estudios sobre el viento en la Tierra, algo que no se había hecho hasta ahora desde el espacio. Dicen los expertos que podrían haberlo dejado en órbita un poco más, pero que el combustible que le quedaba ahora mismo era el suficiente para poder hacer la reentrada, así que han preferido ser responsables y planificar su caída. ¡Mañana veremos cómo les sale!

 

Fuente: Space | adslzone