En los últimos años la investigación y exploración espacial está avanzando a pasos de gigante. Cada vez se hacen nuevos descubrimientos y se entiende un poco más el mundo misterioso que hay fuera del planeta. Por ello, Estados Unidos no quiere dejar nada al azar y ha lanzado un aviso a navegantes que espera que sus principales rivales escuchen alto y claro.

¿Preparándose para la guerra galáctica?

Por ahora, posiblemente, solo están lanzando hipótesis y aumentando las defensas. Dicen desde Estados Unidos que se han encontrado con comentarios muy provocativos por parte de algunas de las principales potencias mundiales con las que no tienen una buena relación y que también están explorando el espacio. Las misiones galácticas de Rusia y China se multiplican y eso es algo que preocupa a Estados Unidos, que no quiere que ninguna de las otras superpotencias se llegue a convertir en un peligro espacial.

Específicamente, dicen los estadounidenses que han desarrollado tecnología antisatélite que les permitirá plantar batalla a las posibles amenazas espaciales que puedan encontrarse. Al mismo tiempo, comentan que han llegado a esta situación porque «no les ha quedado otra opción». No han buscado las escaramuzas orbitales, pero las amenazas que han recibido de sus rivales les han empujado a buscar soluciones. Además, el nivel de preparación que dicen tener va más allá de las conjeturas. Afirma Jesse Morehouse, de la unidad espacial del país, que si tuvieran que luchar esta misma noche en el espacio, podrían hacerlo.

Pero no quieren luchar

Por la forma en la que muestran su punto de vista, parece que lo primordial para los norteamericanos, al menos en estos momentos, es la investigación. Y, ante todo, les molesta que se esté echando a perder el entorno orbital con mucha basura espacial generada por estas potencias rivales a las que estarían dispuestos a enfrentarse. La principal queja de Estados Unidos se encuentra en cómo países como Rusia y China están usando sus sistemas antisatélite destruyendo sus propias máquinas, lo que genera una cantidad de residuos que resulta preocupante.

Pero el problema es que los avances de los rivales de Estados Unidos están siendo cada vez más agresivos y sus aplicaciones se van saliendo más y más de cualquier previsión. Por ejemplo, China ya ha puesto en órbita un satélite que incluye un brazo robótico que puede agarrar y golpear a otros satélites, lo que podría tratarse de una de sus armas para hacer la guerra espacial. Por su lado, Rusia está desarrollando una nave que pondrían en el espacio con la intención de destruir los satélites de sus rivales. También se han creado explosivos que pueden esperar a ser detonados durante un largo periodo de tiempo y que después sea difícil detectar si han sido los responsables de las explosiones.

Para Estados Unidos uno de los objetivos continúa siendo trabajar en sus propios sistemas de defensa y ataque de una manera en la que, al menos, no se produzca basura espacial. También quieren llegar a un punto en el que tengan tal cantidad de satélites que sus posibles enemigos no vean interés en derribarlos, puesto que para acabar con todos tendrían que invertir demasiados recursos. Morehouse hace referencia a cómo los satélites de Elon Musk han participado activamente en el lado de Ucrania en su conflicto contra Rusia y cómo el ejército ruso no ha visto lógico dedicarse a eliminarlos porque eran, simplemente, demasiados satélites.

Por lo tanto, parece que el progreso de Estados Unidos y su estrategia, tienen lógica en una perspectiva de la defensa del espacio orbital, el cual no quieren llenar de suciedad. Pero habría que conocer todos sus planes en profundidad y los secretos que esconden para entender mejor lo que están preparando. También sería interesante saber cómo están planteándose que estos satélites puedan llegar a tener un papel activo no solo en la lucha contra potencias de la Tierra que intentan conquistar el espacio, sino con otras posibles y teóricas fuerzas galácticas. Al fin y al cabo, seguro que los norteamericanos no descartan que pueda haber algo más ahí fuera.

 

Fuente: The Guardian | adslzone