Aunque la Tierra y Marte son planetas completamente diferentes, resulta reconfortante saber que nuestra voz suena muy parecida en ambos, pero no igual. En el planeta rojo, escucharías una versión más silenciosa y apagada. Esto se debe a que en Marte, la atmósfera es completamente diferente. Pero, el mayor cambio en el audio serían los sonidos de tono alto, más altos que la mayoría de las voces. Algunos sonidos a los que estamos acostumbrados en la Tierra, como silbatos, campanas o cantos de pájaros, serían casi inaudibles en Marte.

Cuando escuchamos un sonido, lo que realmente estamos experimentando es que nuestros tímpanos vibran. Esa vibración proviene de ondas de presión que viajan a nuestros oídos desde la fuente del sonido. Para llegar a nuestros oídos, las ondas necesitan un fluido por el que viajar, como el aire. Las ondas sonoras pueden viajar a través de líquidos e incluso sólidos, pero la mayor parte de lo que escuchamos proviene del aire. Nuestro vecino planetario, por ejemplo, tiene una atmósfera inusual en comparación con la Tierra, con temperatura, densidad y química muy diferentes. Estas diferencias cambiarían por completo el sonido que escucharíamos.

Por si esto fuera poco, el sonido también nos informa de características del entorno, como ocurre con la ecolocalización que utilizan algunos animales como los murciélagos, para ubicarse. Así, el sonido, nos da información complementaria a la vista. Por lo tanto es posible que sepamos cómo se ven otros planetas, como la superficie polvorienta de color naranja óxido de Marte o el verde azulado vibrante de Urano. Pero, ¿cómo suenan esos planetas?

Timothy G. Leighton, de la Universidad de Southampton en el Reino Unido, diseñó un programa de software que produce sonidos ambientales extraterrestres y predice cómo podrían cambiar las voces humanas en mundos distantes. Y lo ha presentado en la reunión anual de la Acoustical Society of America.

Los estudios acústicos se volvieron esenciales durante el descenso del módulo de aterrizaje Huygens a la atmósfera de Titán en 2005 y en las misiones más recientes Mars InSight y Mars 2020. Estas exitosas misiones llevaron sensores acústicos activos y pasivos personalizados que operaban en un amplio espectro, desde frecuencias muy bajas (infrasonidos, por debajo del umbral auditivo humano) hasta ultrasonidos (por encima del oído humano).

“Durante décadas, hemos enviado cámaras a otros planetas de nuestro sistema solar y hemos aprendido mucho de ellas. Sin embargo, nunca escuchamos realmente cómo sonaba otro planeta hasta la muy reciente misión Mars Perseverance”, dijo Leighton.

Los científicos pueden aprovechar el sonido de otros mundos para aprender sobre propiedades que, de lo contrario, requerirían una gran cantidad de equipos costosos, como la composición química de las rocas, cómo cambia la temperatura atmosférica o la rugosidad del suelo. Los sonidos extraterrestres también podrían usarse en la búsqueda de vida. A primera vista, Europa, la luna de Júpiter, puede parecer un entorno hostil, pero debajo de su capa de hielo se encuentra un océano potencialmente sustentador de vida.

“La idea de enviar una sonda en un viaje de siete años por el espacio, luego perforar o derretir el lecho marino plantea desafíos alucinantes en términos de finanzas y tecnología añade Leighton –. El océano en Europa es 100 veces más profundo que el Océano Ártico de la Tierra, y la capa de hielo es aproximadamente 1000 veces más gruesa. Sin embargo, en lugar de enviar una sonda física, podríamos dejar que las ondas sonoras viajen al fondo del mar y regresen y exploren por nosotros”. A partir de ahora, entonces, seremos todo oídos, extraterrestres, pero oídos al fin.

 

Fuente: adslzone