La batería de tu coche eléctrico no dura toda la vida

Todavía no son un segmento amplio en nuestras carreteras, pero el coche eléctrico (y el híbrido) se está moviendo al alza en nuestro país. Una realidad que ha mostrado porque sean muchos los entusiastas de la automoción los que hayan ido en su busca. De todas formas, es importante saber, también, que lo que se sabe de las baterías y su vida útil aún no es del todo relevante.

Es así que los fabricantes ya se preparan para qué hacer con sus baterías una vez ya no sirvan para ellos. Por lo común, los fabricantes estiman que, en el periodo de garantía, una vez que esas baterías llegan a estar por debajo del 70% de su capacidad útil deben ser sustituidas.

O lo que es lo mismo; suponen un considerable peso en el vehículo que las monta (el mismo que cuando podían aportar el 100% de su carga) y, sin embargo, la autonomía que procuran se ve sensiblemente mermada. Porque no, ninguna batería dura para toda la vida. Las de ion-litio, las más comercializadas, tienen una vida útil de ocho a diez años. Aunque esto depende de factores como el uso del coche, el mantenimiento que reciba, y el modelo o marca a la que pertenezca.

Los fabricantes buscan procesos para su reciclaje

Ahora bien, ¿te has preguntado alguna vez qué sucede con estas baterías al dejar de ser funcionales? A pesar de reducirse su capacidad de carga (como decimos, retiene entre el 50 y el 70% de su capacidad inicial tras ser retirada de un coche), por lo que puede ser perfectamente válida para otros empleos en lugar de convertirse en un residuo.

En esas, la normativa europea exige reciclar al menos el 50% del peso de las baterías que se recuperan y los fabricantes deben hacerse cargo de los costes de recogida, gestión y reciclaje de las baterías. El problema es que no existe un protocolo ni una normativa europea establecida para algo que, dentro de unos años, se convertirá en un problema si no se toman ahora las medidas adecuadas.

Asimismo, la mayoría de los fabricantes eléctricos están implementando procesos para el reciclaje de sus baterías, tanto por razones medioambientales como económicas, ya que el elevado precio de algunas materias primas como el litio, el cobalto, el manganeso o el níquel hace necesario extraerlos de las baterías viejas.

A dónde van a parar

Las alternativas para un coche eléctrico, o de sus baterías después de su vida útil, son muy interesantes y las podríamos simplificar en: la reutilización, el reciclaje o el reacondicionamiento.

  • La reutilización. Como decimos, una batería de un coche eléctrico se deteriorará con el paso de muchos años hasta un nivel que pueda hacerla poco funciona, pero esto no significa que no sea perfectamente válida para otros usos. En términos del tiempo que puede pasar hasta que esto suceda, no podemos obviar el hecho de que Renault, por ejemplo, garantiza sus baterías ante una posible degradación hasta un 80% de su capacidad durante 8 años o 160.000 kilómetros.

Las baterías en segunda vida permiten optimizar los sistemas de producción de energías renovables. Las fuentes renovables son inagotables, pero no podemos evitar que sean intermitentes, con momentos en los que o no generen electricidad o su generación sea insuficiente (falta de viento, sol, …). El uso de baterías para almacenar electricidad cuando la producción supere la demanda y que puedan suministrar dicha electricidad cuando la demanda exceda a la producción es una de las grandes alternativas para la segunda vida de las baterías.

  • Reciclado. Ya sabemos de las muchas posibilidades que ofrece el reciclado para las baterías de vehículos eléctricos. Un 90% de los materiales que componen una batería de ion-litio puede llegar a recuperarse y ser empleado en la fabricación de nuevos productos.

Además, el coste medioambiental y económico que supone la extracción o transporte de estas materias primas, metales valiosos como el cobalto, el níquel o el manganeso, se reduce de forma considerable, contribuyendo así a fomentar la sostenibilidad y el cuidado del planeta.

  • Reacondicionado. Por desgaste, que una batería no sirva para proporcionar energía a un coche no quiere decir que tampoco sea útil en otros vehículos de menor envergadura.

Así, una posible segunda vida que se le puede dar a una batería usada es como fuente de alimentación para bicicletas y motocicletas eléctricas. Y es que estos medios de transporte requieren de menos potencia que la que necesita un turismo. Estas baterías también pueden instalarse en cocinas móviles, de manera que no requieran generadores o estar conectadas a tomas de corriente para funcionar. Y también en furgones y camiones de refrigeración, para mantener la cadena de frío ininterrumpida sin depender de tener el motor en marcha.

 

Fuente: adslzone