El diésel vuelve a la tendencia alcista

No es nuevo que la gasolina y el diésel hayan experimentado un crecimiento significativo y han alcanzado máximos históricos. Una subida que afecta aún más pensando en el coste de los trayectos cotidianos y en los viajes largos en coche, sea en uno de combustión o de tecnología híbrida.

Asimismo, y a pesar de que hace semanas que se ha instalado una tendencia alcista, después de un verano en el que parecía que los precios iban recuperando, lo cierto es que el diésel ha vuelto a rozar los 2 euros por litro en los últimos días.

Sin embargo, y como veremos a continuación, esto es algo que se queda justamente con el combustible del diésel, pues a la gasolina prece no afectarle (o al menos no tanto). ¿Cuál es el motivo de ello y por qué hay esta diferencia? Pues la realidad nos lleva hasta el que se conoce como efecto ‘cohete pluma’.

Los factores del efecto ‘cohete pluma’

Como tal, la gasolina tiende a ser más cara que el diésel, pero por algún extraño motivo el gasóleo suele subir de precio de una manera mucho más acelerada que esta primera. ¿A qué de debe esta situación? Ni más ni menos que por la velocidad de adquisición de este combustible por parte de las estaciones de servicio.

O lo que es lo mismo, el efecto ‘cohete pluma’. Aquí entran en juego muchos factores. El primero es el miedo y las expectativas. Ante las previsiones de que la cantidad de crudo en el mercado se reduzca, su precio comienza a subir. Es una de los efectos que buscan los productores: evitar que el precio del petróleo caiga por debajo de unos límites o bien que se acumule demasiado crudo en forma de reservas y, por tanto, pierdan el control sobre su cotización.

Así, el coste de los carburantes aumenta de cara al público cuando las gasolineras compran combustible y pagan por él un precio mayor. La suma de todos estos factores hace que ante cualquier cambio mínimo que altere la producción de petróleo o siembre dudas sobre su futuro los precios suben rápidamente como un cohete, pero luego no bajan igual de rápido…

Su encarecimiento se hace más notable, pero su bajada es más lenta

¿Y por qué sucede de una manera más abrupta en el caso del diésel? Pues porque hay una mayoría de vehículos con motor diésel en el parque automovilístico español y, como consecuencia, los tanques de gasóleo se acaban antes. Este carburante se compra con más asiduidad, por lo tanto, y por eso su encarecimiento se hace más notable día a día para los conductores.

Es aquí donde entra en juego ‘la pluma’. Porque pese a que el precio de los combustibles sube rápidamente como un cohete, no bajan a la misma velocidad. De hecho, los precios tienden a bajar muy lentamente, como una pluma.

El precio de la gasolina está muy lejos de su máximo histórico, que fue de 2,152 euros/litro, aunque sigue siendo un 12% más cara que antes de la guerra. En cambio, como decimos, el petróleo se vende a precios anteriores del conflicto armado.

 

Fuente: adslzone