Un sistema de carga extremadamente rápido

La batería es el elemento más importante de un coche eléctrico, es lo que permite que funcione. Pero es muy caro, porque está fabricada con minerales como el cobalto, el litio, el grafito y tierras raras que, además de caros, son finitos.

Se estima que las reservas mundiales de esos minerales necesarios para fabricar las baterías de los coches eléctricos podrían agotarse en 2032, según el Instituto de Economía Alemán (Institut der Deutschen Wirtschaft’).

Por ello, y en lo que es la búsqueda para una solución a este problema y un sistema de carga extremadamente rápida, los científicos de la Universidad Estatal de Pensilvania acaban de completar con éxito sus pruebas de una celda en nuevo formato que fuera capaz de superar los 500 ciclos de carga y descarga y cumpliendo con una carga completa en menos de 10 minutos. Efectivamente, ha conseguido con la que es una nueva celda para la batería de coches eléctricos que siga manteniendo una capacidad energética superior a 260 Wh/kg después de 500 ciclos de carga y haciendo uso de un nuevo sistema de carga extremadamente rápida.

De qué trata

El proyecto tenía como objetivo conseguir una celda de batería que mantuviera al menos 180 Wh/kg siendo sometida a un nuevo sistema de carga rápida en 10 minutos. Y efectivamente, los científicos de la Universidad de Pensilvania lo han conseguido.

De este modo, lo que han desarrollado es una celda que utiliza el elemento calefactor de lámina de níquel para acomodar tiempos de carga más rápidos, con la última versión de la batería que presenta una densidad de energía de 265 Wh/kg.

Así, esto se refiere extraordinariamente como un paso adelante desde los 209 Wh/kg de la versión anterior. Esta densidad de energía y el corto tiempo de carga se describen como una combinación sin precedentes y podrían abrir algunas posibilidades interesantes en el diseño de vehículos eléctricos, según el equipo de investigadores.

«La necesidad de baterías más pequeñas y de carga más rápida es mayor que nunca”, dijo el profesor Chao-Yang Wang de la Universidad Estatal de Pensilvania, quien dirige la investigación.

También reducen su coste y el uso de materias primas

De este modo, los coches eléctricos harían con este tipo de batería acercarse al objetivo que se viene persiguiendo, que no es otro que el de estar muy cerca de los tiempos de una gasolinera. Y esta tecnología parece ser una de las indicadas.

De este modo, el avance se centra en un método novedoso que regula la temperatura de la batería, lo que es necesario para optimizar el tiempo de carga y el rendimiento. Hasta ahora, esto ha implicado sistemas externos de calefacción y refrigeración que son ineficientes y desperdician energía.

Así, se pueden denominar como baterías regulares para el coche eléctrico, las cuales tienen tres componentes: un ánodo, un electrolito y un cátodo que integra el sistema de regulación de temperatura, que es esta capa ultrafina de níquel que hemos mencionado (y que permite que el tiempo de recarga sea de 10 minutos).

«Nuestra tecnología de carga rápida funciona para la mayoría de las baterías de alta densidad energética y abrirá una nueva posibilidad de reducir el tamaño de las baterías de los vehículos eléctricos de 150 a 50 kWh sin que los conductores sientan ansiedad por la autonomía”, dijo Wang. “Las baterías más pequeñas y de carga más rápida reducirán drásticamente el costo de la batería y el uso de materias primas críticas como el cobalto, el grafito y el litio, lo que permitirá la adopción masiva de automóviles eléctricos asequibles», finaliza.

 

Fuente: adslzone