El coche de hidrógeno, la esperanza cero emisiones

Se espera que en 2030 y solo en España circulen 5.000 vehículos movidos por hidrógeno. Un coche de hidrógeno del que, en silencio, va ganado más adeptos, a pesar de que el gran protagonista está siendo el vehículo 100% eléctrico a baterías. De todos modos, en esta nueva tecnología están puestas muchas de las esperanzas del mundo del motor.

Sobre todo para lograr ese objetivo de cero emisiones que se ha marcado la Unión Europea. De hecho, en el denominado Pacto Verde Europeo se establece que en 2035 todos los vehículos nuevos matriculados serán cero emisiones, por lo que quedarían fuera del mercado los de gasolina, diesel, gas y los híbridos.

Como principales ventajas, los coches de hidrógeno sobresalen por una autonomía de uso superior, un tiempo de repostaje mucho más rápido (cercano al de los modelos de gasolina o diésel) y un peso similar al de vehículos de combustión equivalentes. Y sus emisiones contaminantes son nulas en el ciclo de uso, ya que por el tubo de escape solo emiten vapor de agua.

Claves de su revolución

Con ello, en el último cuarto del siglo XX, cuando las luces del futuro empezaban a llamar a la puerta con la llegada del tercer milenio, el sueño de conducir un vehículo que simplemente funcionara con agua alimentaba las mentes más inquietas. Eran deseos, quizá espejismos, que se les antojaban a los contemporáneos como un futuro muy atractivo.

Pues bien, ese futuro ya es el presente y el coche de hidrógeno es una realidad. Vehículos que solo emiten vapor de agua por su tubo de escape. No, no es ciencia ficción, es más; son una opción que ya se puede contar (eso sí, todavía muy lejos de los eléctricos puros o híbridos), pero de los que es posible observarlos para el futuro.

Su reacción química como funcionamiento

El motor de hidrógeno funciona gracias a una pila de combustible que está instalada en la parte delantera del vehículo. El proceso técnico es sencillo: en la pila de combustible se produce una reacción química entre el hidrógeno almacenado en los depósitos del coche y el oxígeno que llega del exterior.

Esta reacción forma electricidad para mover el coche y vapor de agua, que es lo único que se expulsa por el tubo de escape. Un coche de pila de combustible también cuenta con una batería donde se acumula la electricidad sobrante para que sea utilizada en cualquier momento.

Sus diferencias con el 100% eléctrico

Aunque comparten etiqueta de Cero emisiones, el coche de hidrógeno y los eléctricos puros tienen varias diferencias que lo hacen dos vehículos limpios, pero cada uno con sus puntos más favorables. En el caso del también conocido como de pila de combustible, son las siguientes:

  • Autonomía
    Un modelo de hidrógeno ofrece una autonomía mucho más extensa que uno eléctrico. Esta autonomía del vehículo de pila de combustible es, incluso, similar a la de un coche de combustión.
  • Baterías
    Otra diferencia está en sus baterías, las del vehículo de hidrógeno son más pequeñas. Además, estas baterías no hay que enchufarlas, porque se recargan solas.
  • Tiempo de recarga.
    A la hora de comparar estos dos tipos de movilidad, es muy significativo también la diferencia que existe en el tiempo de recarga de ambos. Mientras el automóvil de pila de combustible solo necesita cinco minutos para rellenar completamente sus tanques de hidrógeno en estaciones de recarga a altas presiones, un eléctrico empleará un tiempo sensiblemente mayor si quiere iniciar la marcha con sus baterías al 100%.

Cuánto cuesta llenar su depósito

En la actualidad, el hidrógeno que se vende en las hidrolineras existentes ronda los 10-12 euros el kilogramo. Eso quiere decir que llenar los tres depósitos de coches como un Toyota Mirai o el Nexo de Hyundai, dos de los modelos existentes por el momento, costaría entre 56 y 67 euros.

Con el depósito lleno se podría recorrer con ambos unos 650 kilómetros, aproximadamente. Teniendo esto en cuenta, el coste medio en combustible cada 100 km de un modelo de hidrógeno sería de 9,5 euros aproximadamente, mientras que en un coche similar de gasolina, con el precio actual de la gasolina, supondría unos 11 euros, un pequeño ahorro el que se consigue con el hidrógeno respecto a los combustible convencionales que debería aumentar conforme crezca la demanda.

La infraestructura y los materiales

A medida que se desarrollan soluciones viables para obtener hidrógeno de manera eficiente y sostenible, la infraestructura de suministro es clave para que llegue a la industria del automóvil. Esta red no solo implica producir el combustible en sí, sino también desplegar las tuberías para transportarlo y el desarrollo de las pilas de combustible.

Un componente clave de esta infraestructura son los tubos de acero de alta calidad, que serán un requisito importante para las empresas de gas, ya que requerirán soluciones flexibles que les ayuden a instalar estaciones de servicio donde sean necesarias.

Además de la infraestructura de transporte de hidrógeno, la tecnología de materiales también es fundamental para el desarrollo de las pilas de combustible puesto que las presiones de transporte y los tanques que deben almacenar el hidrógeno en las estaciones y los vehículos deben cumplir los máximos requisitos de seguridad.

 

Fuente: adslzone