La década de los 80′ fue muy importante para el mundo de los videojuegos. En aquellos tiempos, miles de hogares contaban con las primeras videoconsolas de la época, e incluso surgieron los primeros salones recreativos donde podíamos jugar a numerosos títulos por un módico precio.

El Efecto tetris, más allá del juego

Así, en 1984, Alexey Pajitnov desarrolló uno de los juegos más importantes de la historia: el Tetris. Este título entró sin hacer mucho ruido los hogares haciendo que personas de todas las edades estuviesen horas intentando encajar piezas geométricas al ritmo de su peculiar canción.

El objetivo no era otro que el de encajar piezas geométricas, formadas por cinco cuadros, en una caja de madera. Mientras creaba este juego, Alexei imaginaba que sus piezas caían en un vaso y que los jugadores podían moverlas para ambos lados y hasta rotarlas, para así crear formas completas.

Pero el juego termino siendo muy difícil, así que tomó la decisión de simplificar las piezas por figuras de 4 cuadrados, con el nombre de Tetrominos. El nombre del juego viene de la combinación de Tetra en griego, que es cuatro, y aparte su deporte favorito de Alexei era el tenis. No obstante, lo que desconocía el científico soviético era que su creación se convertiría en el juego más vendido de toda la historia casi cuarenta años después… y del que se crearía su propia obsesión. Esto es lo que se conoce hoy como ‘Efecto tetris’, del que incluso tiene una rama psicológica.

En qué consiste este efecto

No es nuevo que el cerebro humano sea todavía un misterio para la ciencia. A pesar de que nos hallamos en un tiempo de desarrollos continuos, todavía hoy seguimos desconociendo el órgano que habita en el interior de nuestra cabeza, exactamente el mismo que debemos usar para descubrirlo.

Cuando se describió por primera vez se le dio un papel secundario, ubicándose el peso de la conciencia en el corazón. Hoy, no obstante, se sabe que el encéfalo es el soporte orgánico de todo cuanto somos, y que incluso es capaz de variar su forma y su función para adaptarse a aquello que hacemos.

Esa podría ser una primera introducción a la explicación de lo que tiene que ver con este Efecto Tetris, como se le conoce. Con todo, la ciencia ha intentado descubrir cómo ciertas actividades cambian la estructura del cerebro, y lo cierto es que el Tetris ha sido, sin duda, el juego que con más frecuencia se ha utilizado para ese objetivo.

Por tanto, con él se ha demostrado que, si probamos a jugar muchas horas seguidas, notaremos una sensación extraña en nuestro entorno, como queriendo ordenar la realidad a nuestro alrededor en bloques como en el juego, como si jugásemos en el mundo real de manera inconsciente, ya que nuestra mente reordena en formas geométricas lo que vemos durante unas horas.

Por supuesto, esta patología no se limita al Tetris de toda la vida. Ello se indica más por el mundo de los videojuegos, donde está muy concretamente relacionado al ser una actividad lúdica a la que podemos dedicar un gran número de horas.

Un placer básico para nuestra mente

Esto lo vemos directamente con las investigaciones como las del psicólogo Tom Stafford, conocido por su web ‘Mind Hacks’, quien descifró cuáles son las circunstancias que hacen de Tetris un juego irresistible para nuestro cerebro, y lo que llega a producir esa ‘obsesión’, denominada como Efecto Tetris.

En su opinión, el factor más importante es que el juego «toma ventaja del placer básico que experimenta nuestra mente cuando ordena cosas, y lo utiliza contra nosotros». El británico descubrió que lo que está haciendo es crear infinitas tareas sin acabar que captan irremisiblemente nuestra atención.

Cada acción del juego, explica el psicólogo, nos permite resolver una parte del puzle, llenando fila tras fila para que vayan desapareciendo, pero sigue generando nuevos problemas que nos pueden llevar horas. «La misma satisfacción que produce rascarse», asegura Stafford. Es verdad que hay otros juegos que explotan la misma tendencia humana a ordenar cosas, como puede ser el billar, pero solo el Tetris convierte esta labor en interminable y parcial. Y de ahí su efecto.

 

Fuente: adslzone