¿Qué es para qué sirve la Ley de Moore? ¿Por qué ha sido fundamental desde su publicación en los años sesenta? ¿Qué implica? ¿Cómo se aplicará en las próximas décadas? Repasamos qué es, cómo nos afecta y qué pasará en un futuro.

Qué dice la ley y para qué sirve

La Ley de Moore debe su nombre al ingeniero Gordon Moore, encargado de su redacción. Moore fue director de los laboratorios Fairchild Semiconductor y posteriormente fue uno de los padres fundadores de la popular marca Intel. Pero también el padre de esta ley relevante a día de hoy para el hardware y los ordenadores. ¿Qué dice la ley? Básicamente y de forma muy resumida, la Ley de Moore explica que la velocidad de procesador o la potencia del procesamiento general de los ordenadores se duplica cada dos años. Es la estrategia seguida por los fabricantes de la industria para explicar la cadencia. Lo primero que decía la ley en su enunciado era que “el número de transistores por unidad de superficie en circuitos integrados se duplicará cada año”. Pero se modificó pasado un tiempo.

Gordon-moore

En 1975, Gordon Moore modificaba su propia ley y cambiaba la idea original que hablaba de duplicar cada año. En diez años se había quedado obsoleta así que se modificó para adaptarse. En esta modificación pasaba a hablar de una cadencia cada dos años. Es decir, el número de transistores por unidad de superficie en circuitos integrados se duplica cada dos años. En eso consiste la Ley de Moore.

Más que una ley en sí, la de Gordon Moore es una predicción o una tendencia que explica cómo los desarrolladores se comportan en el lanzamiento de la tecnología.

Actualidad y futuro de la predicción

Durante décadas, la predicción o ley de los años sesenta ha ido cumpliéndose. Como vemos en el gráfico a continuación, podemos ver cómo el número de transistores en los microprocesadores ha ido incrementándose en los últimos treinta o cuarenta años. Pero esto no implica que vaya a seguir siendo así a largo plazo.

Se estima que a partir del año 2025 aproximadamente, la Ley de Moore quedaría obsoleta teniendo en cuenta que existen límites físicos que hacen que las dificultades sean mayores cada vez para cumplir esta tendencia. Desde la creación de la ley hasta ahora hemos pasado de procesadores de diez micrómetros hasta procesadores que rondan los 0,001 nanómetros. Esto hace que seguir la tendencia sea complicado: los componentes tendrían que ser más pequeños que un átomo de hidrógeno en 2050 si se quiere seguir cumpliendo con esta ley por lo que parece complicado que se mantenga.

El propio Moore explicaba en el año 2007 que su ley no se prolongaría más de diez o quince años y los desafíos serán cada vez más difíciles. Aunque es complicado, la innovación sigue siendo la prioridad de los fabricantes y se desarrollan nuevos materiales, nuevos chips.

 

Fuente: adslzone