No hay dudas de que el automóvil eléctrico se va postulando como la alternativa real frente al de combustión. Es viable, funciona, y ya cuenta con numerosos adeptos, y no solo por parte de los fabricantes. Y, aunque se van conociendo datos importantes sobre su autonomía o eficiencia, poca gente sabe realmente cómo son los sistemas eléctricos que equipan.

El coche eléctrico, mucho más que baterías

Son sistemas que, como vemos con sus motores, estos cuentan con menos piezas móviles, un funcionamiento sencillo y fiable sin sistema de refrigeración ni caja de cambios… pero del que encontramos otras varias diferencias, las cuales tienen mucho que ver, en su parte, con el voltaje y los sistemas que le dan esa vida.

Ahora bien; no es exactamente lo mismo un coche eléctrico que un coche electrificado. Nos referimos con coche eléctrico a aquel que es ‘100% eléctrico’ o ‘eléctrico puro’, como se les suele conocer. Es decir, un coche en el que hay uno o más motores eléctricos que hacen girar las ruedas, y que utilizan para ello solamente energía eléctrica acumulada en una batería recargable.

Un coche electrificado es un concepto más amplio que engloba a los coches eléctricos, pero también a otras variantes que incorporan en menor o mayor medida la electricidad (ya sea un híbrido autorrecargable, un híbrido enchufable, un eléctrico de rango extendido o el mismo 100% eléctrico).

Cómo están formados

Pero vayamos por partes. Para conocer el voltaje de estos coches eléctricos tenemos que descifrarlos. Conocidos también por sus siglas EV o BEV, son automóviles que funcionan en base a sus baterías. En estos la propulsión se realiza usando motores eléctricos que usan la energía eléctrica.

La cual está almacenada en su sistema de baterías interno, generalmente usando iones de litio. Este sistema es el que podría considerarse vehículo puramente eléctrico, pero tiene como característica principal que es imprescindible su conexión a la red eléctrica para poder efectuar la recarga de sus baterías y contar, de esta forma, con autonomía suficiente.

Las partes de este tipo de motores son básicamente cuatro. Y es que hay que entender que las baterías se incluyen en el grupo de la motorización. En el caso de los propulsores eléctricos, en su lugar, se responsabilizan de transformar la energía eléctrica que cargamos en la batería a través de la entrada de carga en movimiento en las ruedas.

  • Baterías. Es el equivalente del depósito de combustible de un coche de combustión. En efecto, es un acumulador de energía en el que se almacena la electricidad que se transmite al motor eléctrico para que el automóvil funcione.
  • Motor. Es el encargado de transformar la energía eléctrica en mecánica, propiamente dicha. En la parte fija o estator se inducen los campos magnéticos para dar impulso de giro a la parte móvil o rotor donde se crea la potencia motriz y se transmite al exterior del motor. El mismo, además, permite reducir la velocidad transformando parte de su energía cinética en energía eléctrica. Esta energía eléctrica es almacenada para un uso futuro. Es una forma de mejorar la autonomía del vehículo
  • Transformador. Entre el motor y la batería hay una diferencia de voltios importante debido a sus propias características. Así, lo que hace el transformador es rectificar y cambiar las frecuencias para armonozar los voltios.
  • Regulador. Este sistema recibe las órdenes del conductor al acelerar o frenar y, con otros sensores, supervisa y coordina los elementos anteriores.

¿Qué voltaje tienen los coches eléctricos?

Como decimos, el propio motor se da como una máquina eléctrica que utiliza la electricidad para realizar un trabajo: hacer girar las ruedas y que el coche se desplace. Para ello transforma la energía eléctrica en energía mecánica (movimiento). El giro del motor no llega directamente a las ruedas, sino a través de una transmisión reductora.

Lo que nos vamos a encontrar en el amplio mercado es que estos utilizan motores de corriente alterna, si bien a lo largo de la historia han sufrido variaciones. Por eso es necesario que entre la batería y el motor intervenga el transformador.

En general, la mayoría de los coches eléctricos operan con tensiones de alrededor de los 360 a 400 voltios, aunque los más nuevos pueden oscilar entre los 400 y 800V. Es el caso de los que se conocen como modelos de alta potencia y velocidad de recarga, que pueden operar a tensiones aún mayores de alrededor de 800V, como hace el Porsche Taycan.

 

Fuente: adslzone