Al no haber todavía un impuesto a nivel europeo que grave los ingresos por publicidad y por la venta de los datos de los ciudadanos de la UE, cada país ha empezado a trabajar en imponer el suyo. En España se conoce como tasa Google, mientras que en Francia se llama GAFA. En Reino Unido, el llamado «impuestos de servicios digitales» ya ha empezado a generar respuesta de las tecnológicas.

Apple, Amazon y Google suben un 2% sus tasas a sus clientes

El impuesto, del 2%, grava cualquier ingreso generado por «buscadores, servicios de redes sociales y tiendas online». La respuesta de Apple ha sido subir un 2% las tasas que les cobra a los desarrolladores, mientras que Google ha aumentado también en un 2% el porcentaje que se queda de los ingresos de anuncios comprados en Google Ads y YouTube en el Reino Unido.

Google afirma que el impuesto introducido en el país aumenta el coste de los anuncios digitales, y una portavoz de la compañía afirma que «este tipo de aumentos de coste suele recaer en los clientes». Por ello, afirman que sumarán ese 2% de manera adicional a las facturas a partir de noviembre. Además, desde el 1 de septiembre, Amazon ha aumentado las tasas a los vendedores externos en un 2%.

Las tecnológicas quieren un impuesto único

Suele ser normal que, dependiendo del país o de la moneda, las plataformas apliquen uno u otros precios, pero aquí claramente están mandando un mensaje a la UE de lo que harán en cuanto tengan que pagar más impuestos en la UE. En lugar de pagar el porcentaje que les corresponde, donde esa es la finalidad de estos tipos impositivos, las compañías repercutirán ese coste en los usuarios, demostrando aún más que estamos en un mercado que es prácticamente un oligopolio, donde las empresas pueden poner los precios que quieran que los usuarios van a seguir pagándolos porque no tienen competencia.

Las tecnológicas llevan un tiempo diciendo que quieren un tipo impositivo único y global para todos los países miembros de la OCDE, y no que cada país o zona geográfica vaya imponiendo el suyo. El problema es que Estados Unidos forma parte de la OCDE, y siempre buscará un impuesto más favorable para las tecnológicas. En los últimos años, Trump ha amenazado con aranceles a los países que impusieran algún tipo de impuesto a las empresas tecnológicas. Por tanto, las tecnológicas tienen ahora mismo las de ganar, ya que si les ponen un impuesto, lo repercuten a los usuarios, y además Estados Unidos impone aranceles a los productos de la Unión Europea, por lo que la solución consensuada parece la única salida.

 

Fuente: The Verge | adslzone

 

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