El gestor de la web, un ciudadano ruso de 29 años llamado Aleksei Burkov, se ha declarado culpable ante el juez de Estados Unidos de los cargos de los que se le acusaban: fraude de acceso a dispositivos, conspiración para realizar intrusiones en ordenadores, robo de identidad, blanqueo de dinero y de transferencias ilícitas.

La web que operaba se llamaba Cardplanet, y se dedicaba a vender datos de tarjetas de crédito y de débito que su dueño obtenía principalmente a través de hackear ordenadores. Si obtenía todos los datos necesarios, el dueño de la web incluso creaba tarjetas clonadas para realizar compras fraudulentas.

La mayor parte de las tarjetas robadas pertenecían a ciudadanos de Estados Unidos, y en total se estima que los compradores de las tarjetas robando unos 20 millones de dólares. Las tarjetas se vendían a precios que iban desde los 3 hasta los 60 dólares. Si la tarjeta no funcionaba, el Burkov ofrecía otra o devolvía el dinero.

También operaba otra web en la que había que pagar 5.000 dólares para entrar

El dueño de la web también operaba otra a la que sólo se podía acceder mediante invitación, y que era una especie de lugar donde los cibercriminales de élite podían vender productos más valiosos, como datos personales, herramientas de hackeo o incluso servicios de blanqueamiento de dinero. Como seguro, los que quisieran entrar a formar parte de ese grupo tenían que pagar un depósito de 5.000 dólares. Con eso, buscaban asegurarse de que todas las transacciones se hacían con confianza, y también buscaban evitar que las autoridades entrasen en esos pequeños círculos al tener que pagar grandes sumas de dinero.

Burkov fue detenido en el aeropuerto Ben-Gurion de Israel en diciembre de 2015. La solicitud de extradición a Estados Unidos tardó dos años, y luego se tardó dos años más por las apelaciones. Finalmente, fue enviado a Estados Unidos el 11 de noviembre de 2019 donde pasó a ser juzgado. Burkov se ha declarado culpable, pero el juez emitirá la sentencia el próximo 8 de mayo. Se enfrenta actualmente a 15 años de cárcel.

Con este tipo de actividad se evitaba tener que robar él mismo el dinero, y monetizaba de otra forma las ventas. Si él hubiera robado directamente el dinero de las tarjetas, probablemente se estaría enfrentando a una pena de cárcel aún mayor.

 

Fuente: The Register | adslzone