Robaban dinero con tarjetas fraudulentas y luego lo convertían a bitcoin

En concreto, la Guardia Civil, en una macrooperación dirigida desde Alicante, ha detenido a 35 personas y ha investigado a otras 22 por falsificar tarjetas bancarias y utilizar el bitcoin para blanquear los beneficios obtenidos. En total, habrían obtenido más de 600.000 euros a través de las tarjetas bancarias, y han blanqueado más de 1 millón de euros.

La banda estaba asociada a 1.020 delitos, con detenidos procedentes de Guinea Ecuatorial, España, Nigeria, Camerún y Marruecos. La operación, llamada Capcana se ha desarrollado en tres fases con actuaciones coordinadas en Alicante, Madrid, Valencia, Las Palmas, Vitoria, Zaragoza, Murcia, Barcelona, Pamplona, Málaga, Albacete e Islas Baleares.

En España ha habido 210 afectados por la estafa, mientras que también había otras 20 personas de Israel, Dinamarca, Alemania, Francia y Grecia. En España habían usado 104 tarjetas bancarias de España, mientras que el resto eran de otros países.

Los estafadores usaban phishing, skimming y ataques BIN para robar tarjetas

Toda la operación se destapó a través de una denuncia que había presentado en Alicante una empresa de alquiler de vehículos, la cual había detectado un uso fraudulento de las tarjetas usadas, que eran principalmente utilizadas para pagar en hoteles, aerolíneas, trenes o productos informáticos. Para hacerse con ellas utilizaban tres métodos: phishing, skimming y ataques BIN de las tarjetas.

El phishing era el más sencillo de llevar a cabo, ya que mediante la creación de páginas web falsas, convencían a los usuarios de que introdujeran sus datos bancarios para luego utilizarlos en compras. El segundo, skimming, consiste en clonar la banda magnética de una tarjeta al pasarla por un lector, y poder usarla posteriormente en compras.

El tercero, el del fraude del BIN (Bin attack), consiste en generar nuevas tarjetas bancarias a partir de una real que ya existe. Primero se probaban con una transacción de 50 euros, y si funcionaba, pasando a usarlos con otras transacciones de entre 500 y 10.000 euros.

Así, cuando se hace una de estas transacciones, es la persona propietaria de la tarjeta la que pierde el dinero, y los bancos lo reponen finalmente a los usuarios, siendo la pérdida en este caso para el banco. Todo el dinero robado era llevado a varias empresas que tenían sede en Finlandia, Estonia, y Reino Unido, y era convertido a criptomonedas. También blanquearon dinero en Estados Unidos, Guinea Ecuatorial y Benín.

 

Fuente: Levante-Emv | adslzone