Estas plataformas desde hace años se han tomado como usadas por hackers con capucha en una cafetería evadiendo a las autoridades desde su ordenador portátil, aunque la verdad es que la mayoría de los usuarios de VPN no encajan en este estereotipo en absoluto. De hecho las VPN son comúnmente empleadas para uso corporativo, permitiendo a los empleados acceder a los recursos de la empresa cuando están fuera de la oficina, trabajando desde su hogar, por ejemplo.

Y es que cuando usamos Internet vamos dejando un rastro digital que nuestro ISP puede rastrear para saber qué sitios web han sido visitados o rastrear otras actividades realizadas en Internet por parte de sus propios clientes. Existen algunas medidas de seguridad y de protección como las conocidas SSL, usadas en las ocasiones en las que un usuario visita un sitio web seguro y necesita introducir su tarjeta de crédito u otra información financiera, todo con el fin de mantener estos datos confidenciales ocultos al ISP. Sin embargo, en términos generales, el uso de Internet sin VPN deja que las actividades del usuario sean menos privadas de lo deseado, de hecho bastante públicas y expuestas a otros.

Por todo ello no es de extrañar que tantas personas estén recurriendo a usar proveedores de estos cada vez más avanzados para mantener su actividad on-line oculta de su ISP, entre otras medidas de precaución. Así un servicio de este tipo oculta nuestra identidad enviando datos cifrados a otro servidor en primer lugar, que a veces se encuentra incluso fuera del país de origen, lo que dificulta mucho más el rastreo y la localización de nuestras actividades on-line. De este modo estas VPN han causado que algunos países tomen duras medidas para evitar su utilización. Decir que estos países que prohíben el uso de estas plataformas con incluso penas de prisión hoy día son Bielorrusia, China, Iraq, Omán, Turquía y los Emiratos Árabes.

privacidad

Por otro lado, hay otros países que restringen su uso como parte de la censura general que están llevando a cabo en Internet, por lo que limitan su disponibilidad a una lista corta de servicios VPN aprobados, esto se lleva a cabo en Irán, Corea del Norte, Rusia y Turkmenistán. Cabe hacer una mención especial a Arabia Saudí, donde el uso de una VPN es legal pero las autoridades han bloqueado más de 400.000 sitios web de este tipo, anteriormente ya habían bloqueado servicios de VoIP como Skype o WhatsApp.

Por lo tanto y dejando a un lado estas excepciones y para aquellos que vivimos en cualquier otro lugar, el uso de una VPN es 100% legal, por lo que con el creciente interés de muchos gobiernos y organizaciones de todo el mundo en seguir nuestra actividad on-line, se ha producido un aumento importante de la demanda de seguridad, cifrado de datos y privacidad que proporcionan. Y es que estas son útiles para saltarnos las restricciones geográficas y así evitar ciertas censuras, además de para promover la libre circulación de ideas e información, que es en realidad una de unas razones de ser de Internet.

Una VPN no nos permite hacer todo lo que queramos

Eso sí, hay que tener en cuenta que un servicio de VPN no nos va a permitir dedicarnos a llevar a cabo actividades delictivas, no solo desde un punto de vista moral, sino también debido al hecho de que nadie es completamente anónimo cuando está on-line, incluso cuando se utiliza un servicio de estas características. Por lo tanto si violamos la ley mientras usamos una VPN, no podemos contar con que el proveedor en cuestión mantenga nuestro anonimato, ya que entonces la compañía se convertiría en «asociada en el crimen», por lo que está obligada a denunciar los hechos a las autoridades. De hecho esto es algo que se ha podido ver recientemente cuando el FBI consiguió pruebas contra un ciberacosador proporcionadas por uno de estos servicios de privacidad.

Aunque muchos proveedores declaran que no llevan ningún registro de las actividades de los usuarios, la realidad es que la gran mayoría conservan al menos algún tipo de información básica, aunque muy poca, ya que a menudo es necesaria para ejecutar aspectos del servicio como, por ejemplo, controlar cuántos dispositivos están conectados.

De este modo el tipo de registros y el período de tiempo que se guardan varía mucho de un servicio a otro, algo a tener muy en cuenta. No es muy difícil imaginar el tipo de actividades ilegales que harían que un VPN entregase nuestros datos a las autoridades, donde podemos mencionar la pornografía infantil, el fraude, las descargas y streaming ilegales, el hackeo o el robo de identidades.

Por lo tanto la participación en cualquiera de estas actividades atraerá la atención de la plataforma, por lo que se verá obligada a informar llegado el caso, ya que cualquier negocio debe cumplir con las leyes del país en el que tiene su sede. También hay que tener en consideración que algunas VPN protegen nuestra privacidad mejor que otras, algo que hay que revisar con cuidado a la hora de contratar un nuevo servicio de este tipo.

 

Fuente: TechRadar | adslzone