El 1 de enero suele ser una fecha señalada en el calendario por, entre muchas otras razones, ser el pistoletazo de salida para nuevas reformas en la legislación en prácticamente todos los sectores. Así ha ocurrido con el comercio digital que va a ver cómo desde 2015, el IVA para productos y servicios digitales sufre una importante modificación. Hasta la fecha, si una empresa o profesional de España,  vendía un producto digital o realizaba un servicio a través de Internet a un cliente particular de otro país de la Unión Europea, se venía aplicando el impuesto del valor añadido español.

Pero a partir de 2015, esto cambiará debido a una norma comunitaria que establece que será de aplicación el IVA del país donde radique el comprador del producto o servicio –siempre hablando en ambos casos de un formato digital-. Los principales servicios que van a verse afectados serán los de telecomunicaciones, la distribución de contenido multimedia como juegos o aplicaciones para móviles y los servicios de suscripción, entre otros.

Lo malo de esto es que cada si actuamos como clientes, siempre pagaremos en el caso del tipo general el 21%, un porcentaje que aunque no es el más caro de Europa, sí que es algo más elevado que el de países como Alemania, que ostenta el 19%. En la otra cara de la moneda, si tenemos algún negocio con el que desarrollamos una actividad de comercio digital, esta legislación supondrá una mayor carga administrativa al tener que adaptar cada factura al país de origen del cliente.

Los precios de algunos servicios y productos digitales pueden subir

La nueva situación es especialmente problemática en países como Reino Unido, donde las leyes fiscales de aquel territorio permitían en algunos casos no tributar por IVA al no alcanzar un determinado volumen de negocio. Ahora, sin embargo al tener que aplicar el impuesto del valor añadido del país del cliente, estas pequeñas empresas de productos o servicios digitales que operen desde allí comenzarán a pagar este tributo.

Como consumidores, las consecuencias pueden ser claras, el coste de algunos de estos servicios y productos digitales podrían incrementarse debido a la obligación (o la necesidad en algunos casos) de repercutir el incremento de la carga fiscal en el propio cliente y no ver minorados de esta forma sus ingresos. Las principales tiendas de comercio online ya están adaptando todos sus sistemas para la llegada de la nueva ley del IVA, pero será sin duda la pequeña empresa la que más sufra, como en otras ocasiones, este nuevo cambio de rumbo.

 

Fuente: Europa.eu | adslzone