A estos hechos le podemos unir el continuo aumento de la oferta en cuanto a velocidades y servicios que los diferentes operadores que funcionan en España están lanzando últimamente, centrándose, como no podía ser de otro modo, en la fibra.

Destacado: Orange lanzará 300 megas simétricos

Como podemos observar en algunos casos, ya podemos disponer de 200 o hasta 300 megas simétricos en nuestro hogar, velocidades que sobrepasan las necesidades de la mayoría de los usuarios domésticos que prácticamente en ningún caso llegarán a sacar el máximo provecho a semejante conexión. Otra cosa es el caso de que hablemos de oficinas o entornos más corporativos, donde estas líneas resultarán muy provechosas.

Sin embargo continuemos con los hogares, donde este tipo de conexiones de alta velocidad se están comenzando a imponer pagando unas tarifas que rondan los 60 euros mensuales dependiendo de los servicios contratados. La cuestión que nos podemos plantear es la razón por la cual en nuestro país, al menos en la mayoría de los casos, ni siquiera nos planteamos el hecho de compartir estas conexiones con, por ejemplo, nuestros vecinos de la comunidad, compartiendo también gastos, por supuesto.

Esto es algo bastante habitual en otros países europeos, especialmente en el norte, donde lo más normal del mundo es compartir la conexión a Internet entre los vecinos, tal y como ocurre desde hace ya varios años en Finlandia o Dinamarca entre otros, y eso que las tarifas son más asequibles que aquí. Para llevar a cabo estas tareas sería necesario realizar algunas instalaciones en la comunidad para compartir el acceso de manera eficiente vía WiFi, todo ello dependiendo del número de vecinos, pero repartiendo los gastos entre todos, el coste no sería en absoluto significativo.

Además hay que tener en cuenta que actualmente la mayoría de los hogares españoles dispone de un acceso a la Red, por lo que el número de vecinos sin predisposición a llevar a cabo una acción de este tipo también sería bajo. Entonces, ¿por qué aquí ni siquiera se nos pasa por la cabeza como sucede en otros países?, sobre todo si tenemos en cuenta el ahorro que ello supondría.

Es posible que en España esté más arraigada la desconfianza que en otros lugares, por lo que a priori no nos fiamos del uso que el vecino vaya a hacer de la conexión, si va a intentar abarcar todo el ancho de banda para sí mismo, si pagará religiosamente, etc. Por esta razón quizá preferimos tener nuestra propia conexión a Internet, en muchas ocasiones desaprovechada, en lugar de compartirla con los demás.

¿Qué opináis al respecto, cuáles pueden ser las razones de que esto no se extienda en España?

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Fuente: adslzone