Un equipo de investigación de la Universidad de Curtin, en Australia, ha llevado a cabo un estudio sobre las emisiones de radio de baja frecuencia provenientes de satélites y su impacto en la investigación científica espacial.
El estudio, publicado el 17 de julio en la prestigiosa revista científica ‘Astronomy & Astrophysics’, tiene por título “The growing impact of unintentional broadband Starlink emission on radio astronomy in the SKA-Low frequency range”. La investigación fue liderada por el radioastrónomo Dr. Dylan Grigg, del Centro Internacional de Investigación en Radioastronomía (ICRAR), una de las instituciones más relevantes del sector.
En él, se evidencia cómo las emisiones no previstas de los satélites Starlink interfieren significativamente con las observaciones de radioastronomía, dificultando la investigación y el avance en el descubrimiento de nuevos fenómenos en el espacio.
Starlink es una fuente de interferencias para la investigación
El equipo de investigadores analizó 76 millones de imágenes del cielo apoyándose en el trabajo de la estación Square Kilometer Array (SKA) que se convertirá en el radiotelescopio más grande y sensible del mundo cuando se complete su construcción a finales de esta década, pero del que ya se pueden extraer informaciones muy relevantes.
Los resultados obtenidos recogieron más de 112.000 emisiones de radio provenientes de 1.806 satélites Starlinkk. La empresa de Elon Musk fue la escogida como objeto de estudio por ser la que tiene mayor cantidad de satélites en órbita, cuantificándolos en más de 7.000 unidades durante el momento del estudio.
Dylan Grigg, líder del grupo de investigación, confirmó que “Starlink es la fuente más inmediata y frecuente de interferencia potencial para la radioastronomía”. Durante el periodo de estudio, “lanzó 477 satélites“, lo que provocó que en algunos conjuntos de datos, se detectarán “hasta un 30%” de imágenes con interferencias de un satélite Starlink.
Imposible predecir o filtrar las interferencias
El mismo investigador confirma que muchas interferencias llegaban de bandas en las que inicialmente no debería haber ninguna señal, como ocurre con la de 150,8 MHz y que están destinadas al estudio de la radioastronomía. Es posible que estas señales tengan su origen en un componente interno y, al no ser intencional, los astrónomos no pueden filtrarlas o identificarlas de forma sencilla.
La solución pasa por mejorar la regulación para ayudar a que el lanzamiento de satélites interfiera en al investigación, como afirman John Curtin y Steven Tingay, coautores del estudio, “Las regulaciones actuales de la Unión Internacional de Telecomunicaciones se centran en las transmisiones intencionales y no cubren este tipo de emisiones no intencionales”.
Métrica Analizada | Valor Registrado | Significado |
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Imágenes afectadas | Hasta un 30% | Porcentaje de observaciones que contenían interferencias de satélites. |
Emisiones detectadas | 112.000 | Número de señales de radio no intencionadas en la banda protegida de 150-168 MHz. |
Satélites analizados | 1.806 | Muestra de la constelación de Starlink utilizada para el estudio. |
Frecuencia crítica | 150.8 MHz | Banda reservada para radioastronomía donde se detectaron las interferencias. |
SpaceX no ha emitido un comunicado oficial en respuesta directa a este estudio. Sin embargo, la compañía ha señalado en ocasiones anteriores su colaboración con organismos como el SKA Observatory para mitigar interferencias. A pesar de estos esfuerzos, expertas como la Dra. Samantha Lawler (Universidad de Regina) advierten en un estudio publicado en ‘Nature’ (2024) que las emisiones no intencionadas de los satélites Starlink de segunda generación son hasta 32 veces más intensas, lo que evidencia que las medidas actuales son insuficientes.
Pese a todo lo anterior, la investigación también confirma que Starlink está actuando respetando la normativa vigente. Sin embargo, se debe encontrar un punto intermedio que permita convivir a la tecnología satelital y a las investigaciones radioastronómicas sin que se perjudiquen entre ellas porque no exista una regulación lo suficientemente estricta como para señalar los límites sobre los que deben trabajar ambas disciplinas.
Fuente: Curtin University | adslzone