Esta vez ha sido un jurado federal en California quien ha destapado la polémica, determinando que la compañía ha violado la ley al recopilar datos personales extremadamente sensibles de mujeres sin su consentimiento, utilizando para ello una popular app de seguimiento del ciclo menstrual. La decisión sienta un precedente con los datos privados de las personas en el punto de mira, sobre todo tras los primeros problemas de Meta AI en este aspecto.

Meta es condenada

El caso se remonta a 2021, cuando un varias usuarias presentaron una denuncia colectiva contra Flo Health, la compañía que está detrás de una de las apps más usadas para el control del ciclo menstrual y el seguimiento del embarazo. Según la acusación, Flo compartió información íntima de sus usuarias con empresas como Google y Meta, sin informarlas adecuadamente ni pedirles permiso expreso, algo que el jurado ratificó. Mientras Google y otras implicadas alcanzaron acuerdos extrajudiciales antes del juicio, Meta decidió ir hasta el final, y ha perdido.

Durante el proceso, las demandantes demostraron que Meta accedió a través de herramientas de análisis integradas en la app a información sensible que permitía ver si una mujer estaba embarazada, si estaba intentando quedarse embarazada o simplemente hacer un seguimiento de su menstruación. Este tipo de datos, de carácter extremadamente privado, habrían sido utilizados con fines publicitarios, alimentando los algoritmos que personalizan anuncios en plataformas como Facebook e Instagram, entre otras.

Lo más preocupante es que, según las pruebas presentadas, algunos empleados de Meta se referían a esos datos en comunicaciones internas, incluso bromeando sobre la naturaleza de la información recopilada, lo que ha puesto en tela de juicio la ética de la empresa. Este comportamiento ha sido duramente criticado por los abogados de las demandantes, quienes aseguran que el fallo del jurado representa una clara advertencia a toda la industria tecnológica.

Meta, por su parte, niega rotundamente haber hecho un uso indebido de la información, a través de un comunicado en el que insisten en que no desea recibir datos de salud de los usuarios y que son los desarrolladores de apps como Flo quienes deben garantizar que no se comparta información sensible. Además, alegan que los datos recibidos estaban “codificados” y que en ningún momento sabían realmente a qué se refería la información.

Sin embargo, para el jurado no fue suficiente, considerando probado que Meta escuchó o grabó, sin la autorización adecuada, informaciones que las usuarias creían privadas. La empresa ha anunciado que recurrirá, pero el daño a su reputación ya está hecho.

Toda este problemática llega en el momento menos oportuno, donde la sensibilidad social respecto a la privacidad en internet está a la orden del día. Aunque en Europa el Reglamento General de Protección de Datos  impone restricciones mucho más duras que en Estados Unidos, este caso debería servir como recordatorio de que es vital leer con atención las políticas de privacidad y configurar adecuadamente los permisos de cada aplicación. La recopilación masiva de datos es el modelo de negocio de las grandes tecnológicas, y la línea entre personalización y vigilancia es cada vez más fina.

Lo cierto es que, aunque Meta ha sido condenada por un jurado estadounidense, el problema trasciende las fronteras. Es una cuestión global que afecta a todas las usuarias de plataformas digitales, incluidas las que residen en España. Y mientras Meta prepara su apelación, millones de mujeres se preguntan cuánta información íntima han compartido sin saber que estaba siendo analizada, cruzada y monetizada.

 

Fuente: Arstechnica | adslzone