El juez, de nombre James Orenstein, dio su autorización para que la DEA (agencia antidrogas de Estados Unidos) desbloqueara el iPhone 5s del principal acusado en el caso, Jung Feng, dando dos semanas como plazo máximo para conseguirlo. Pero la agencia falló en sus esfuerzos para obtener los datos almacenados en el dispositivo, y ante esta situación la fiscalía solicitó ordenar a Apple a que lo descifrara a través de la Ley de Mandatos Judiciales.

Después de escuchar a todas las partes, el Juez Orenstein tomó la decisión de no forzar a Apple a que desbloqueara el iPhone 5s de Feng, basándose para ello en el no cumplimiento de todos los requisitos para aplicar la Ley de Mandatos Judiciales, utilizada para cumplir las órdenes de un juez en caso de que estas no estén cubiertas por una ley existente.

En un auto de unas 50 páginas, el Juez James Orenstein no se ha cortado a la hora de decir que el gobierno (en Estados Unidos la fiscalía también depende directamente del gobierno) está inflando su autoridad a través del uso de la Ley de Mandatos Judiciales para forzar a Apple a extraer los datos del iPhone del acusado. Además ha expuesto sus dudas sobre la constitucionalidad en la aplicación de esa ley en los términos en los que quiere emplear por parte de las autoridades.

Por otro lado también ha reconocido que la Ley de Mandatos Judiciales ha servido para acceder a smartphones de la compañía en otros 70 casos, y es que Apple no se niega a descifrar sus dispositivos en caso de ser ordenado por un juez, algo que no se cumple aquí.

No sienta precedente, pero puede influir

Recientemente publicamos un resumen sobre el caso de San Bernardino, en el cual Apple se ha negado a colaborar hasta ahora.

La decisión tomada por el juez Orenstein no sienta precedente, por lo que otros casos de índole similar siguen su curso y podrían tener un final bien diferente, sin embargo su decisión sí podría ser influyente a la hora de aplicar una ley que, según insinúa su propio auto, podría estar suponiendo un abuso por parte de las autoridades.

 

Fuente: The New York Times | muyseguridad