La reciente reforma sobre la Ley de Propiedad Intelectual es tan solo una demostración más de que la industria del cine se mantiene fuerte en su apuesta por tratar de eliminar la piratería, que lleva ya varios años demostrando no ser débil ante este tipo de ataques. Y es que, mientras la industria del cine ha decidido posicionarse directamente enfrentada a los sistemas de compartición de contenido audiovisual, hay algunas empresas privadas que, en cierto modo, han atinado a vislumbrar la realidad del mercado de consumo de este tipo de contenido.

Para comprender esta situación es conveniente establecer una comparación directa con la industria de la música. En este terreno, soluciones como Spotify o Google Play Music, entre otras, continúan consiguiendo usuarios que apuestan por tener acceso a “toda” la música por una cuota mensual. Más claro es el ejemplo de Spotify en su versión gratuita, que a través de la publicidad es capaz de conseguir beneficio ofreciendo exactamente el mismo contenido.

El cine no entiende de distribución

Las salas de exhibición no se llenan

El pasado mes de septiembre, la séptima edición de La Fiesta del Cine volvía a demostrar, una vez más, que se pueden llenar las salas de exhibición cuando a los espectadores se les ofrece un precio interesante. Por desgracia, el control de la distribución de largometrajes en salas de exhibición sólo está en manos de “La Fiesta del Cine” durante tres días al año, pero durante siete años seguidos han sido más que suficientes para demostrar lo que sí hay que hacer.

Esta es la primera parte de la ecuación que falla: la industria del cine no consigue llenar las salas de exhibición. Un primer aspecto que la propia industria quiere achacar a la piratería, señalando constantemente que “la piratería ha provocado que la gente no vaya al cine”. Pero en este tipo de afirmaciones no se contempla la crisis y cómo el poder adquisitivo de los españoles ha estado cayendo durante varios años al mismo ritmo que las salas de exhibición suben sus precios, o los mantienen estancados sin ofrecer facilidades. Sin embargo, la piratería sí que no ha sufrido cambios en estos últimos años, ha seguido manteniendo la misma disponibilidad y, si acaso, ha recibido golpes legislativos que pudieran haber mermado su potencial; pero no.

Las películas en DVD y Blu-ray Disc tampoco se venden

Del mismo modo, las ventas de películas y series en formato físico siguen, año tras año, perdiendo fuelle. Según la industria del cine, esto se debe al avance de la piratería, que provoca la pérdida de ventas potenciales por un consumo no regulado e ilegal, puesto que se violan los derechos de autor. ¿Por qué Spotify o Play Music -de Google- sí que consiguen cifras significativas de suscriptores? ¿Por qué Netflix sí está triunfando fuera de España? ¿Por qué Wuaki, Filmin, Nubeox y similares no alcanzan sus metas? Uno de los problemas está en los contenidos que se ofrecen; un catálogo pobre por el que no merece la pena pagar, en ocasiones, teniendo en cuenta que no encontraremos “todo lo que queremos ver”. ¿Esta disponible toda la música del mundo en Spotify? No, evidentemente no, pero sí la gran mayoría y, para el resto de canciones “sueltas”, podemos optar por la compra individual e incluirla de forma legal en nuestro “archivo local”.

Pero las alternativas a la piratería, al menos en España, nos ofrecen unos precios excesivos en comparación con los contenidos disponibles. El alquiler, por otra parte, sí parece la solución más llamativa, pero nos encontramos limitaciones en cuanto a los soportes de reproducción en función de la tienda que escojamos. Y, por último, no debemos olvidar la cuestión de los “estrenos”. Y es que todos estos servicios citados, como Wuaki, Filmin, Nubeox, Google Play Películas o iTunes Store, entienden por “estreno” una película lanzada ya en DVD.

La Ley de Propiedad Intelectual no puede con la piratería

A comienzos de este mes ha entrado en vigor la última reforma sobre la Ley de Propiedad Intelectual y, como consecuencia, páginas web como Series.ly han caído ante la presión de una legislación que parece más enfocada a “eliminar la piratería”, que “solucionar los problemas del cine”. Lógico, si pensamos que la industria es incapaz de mirar más allá de la asociación entre los conceptos “piratería” y “problema”.

Pero la desvirtuación de Series.ly no ha sido acompañada por todas las páginas web homólogas que, firmes en la esencia real de las intenciones que Series.ly quiso demostrar, mantienen su actividad. Pero ¿por qué es criticable lo que ha ocurrido con Series.ly, y no lo que hacen sus homólogos? Esta es una cuestión que debería plantearse a los que han tenido que pagar por “puntos” en Series.ly, los mismos que ahora mismo utilizan servicios idénticos y, sin embargo, no pagan, ni tienen que consumir publicidad.

Ahora bien, el problema de fondo lo tiene el cine. Series.ly ha operado durante varios años y ha estado mostrando publicidad, de lo que se deduce que algunos ingresos pudo tener. Estos ingresos son los que, al menos, han permitido a sus administradores mantener con vida el alojamiento y, a fin de cuentas, la prestación de servicios. Y la cuestión es: ¿no puede la industria del cine adoptar un modelo como el de Series.ly? Es decir, películas gratis en streaming, pero con publicidad de por medio. Y, si esto no es posible… ¿no pueden ofrecer un “Spotify” de películas? Sin duda, las plataformas actuales no son una solución.

 

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Fuente: adslzone