Hace cosa de 8 o 9 años, allá por 2010 empezaron a aparecer terminales móviles de Apple que rondaban o sobrepasaban los 500 euros, precio por el que muchos usuarios ya por aquel entonces se echaron las manos a la cabeza por parecer algo desorbitado, como por ejemplo sucedió con el iPhone 4. Sin embargo en los tiempos que corren y si nos referimos a los teléfonos inteligentes, este es un precio que se ha convertido en algo de lo más habitual, hasta asequible, dirían algunos.

Y es que ahora, si nos vamos a los extremos, nos topamos con terminales móviles que rondan los 1.800 o los 1.900 euros, como sucede con los plegables que estamos comenzando a ver de mano de Huawei o Samsung. Así, podríamos decir que de seguir así la tendencia, la situación se nos está escapando de las manos, al menos para la inmensa mayoría de los usuarios. Ahora bien, visto lo visto quizá muchos se puedan preguntar que cómo hemos llegado a esta situación, o si a los fabricantes realmente les renta este tipo de productos tan de alta gama, y tan caros.

Decir que, de entrada, mientras que en 2010 se enviaron casi 305 millones de teléfonos inteligentes, a lo largo de 2018 esta cifra alcanzó los 1.400 millones de unidades en todo el mundo. Pero claro, al mismo tiempo hay que tener en cuenta que en estos momentos los fabricantes se encuentran con un serio problema, y es que la mayoría de los potenciales clientes a lo que se les puede vender un smartphone de alta gama, ya tienen uno, y probablemente esperan que les dure tiempo. A esto hay que sumarle que cada vez hay más fabricantes que entre su gama de producto tienen este tipo de productos más avanzados, lo que complica aún más la cosas.

Algunos fabricantes suben y subirán los precios de sus modelos topes de gama

Por tanto se podría decir que este negocio de los «terminales caros» no es tan lucrativo como antes, por lo que los desarrolladores se ven en la obligación de subir los precios más y más, en ocasiones de manera injustificada lanzando productos similares a los anteriores, con algunos cambios, y un precio mucho mayor.

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Al mismo tiempo, en algunos casos nos encontramos con productos de este sector, como sucede por ejemplo con los mencionados teléfonos plegables, que llevan consigo un enorme coste inicial invertido en el I+D, además de ofrecer características no vistas hasta la fecha. Así, el enorme precio en este caso es aplicable tanto al propio fabricante, como al usuario que decida adquirir alguno de estos dispositivos. Claro está, para pagar 1.200, 1.800 o más de 2.000 euros por un terminal, el fabricante debe convencer a los clientes de que además de poner en sus manos lo último en tecnología, ya sea pantalla plegable o la mejor cámara, se van a utilizar materiales de primera calidad, un trabajo artesanal, experiencia casi perfecta con el software, y mucho más; aquí el comprador lo pide y lo espera todo.

Luego ya entran en juego otros apartados como el marketing o la publicidad de estos productos “top”, por lo que los costos de desarrollo y manufactura han aumentado con respecto a años anteriores, y es probable que continúen haciéndolo.

Qué nos deparará el futuro de los móviles top

Por tanto ha quedado claro que el precio de fabricación de los buques insignia de los fabricantes está subiendo, lo que afecta directamente al precio final del producto, pero esto tiene un límite, algo que posiblemente venga impuesto a corto plazo por la saturación que está sufriendo este mercado en concreto. Y es que la mayoría de las personas en estos momentos disponen de un teléfono de gama media / alta que esperan que les dure, por lo que el mercado mundial se está reduciendo, lo que se traduce en que los gastos en I+D van a ser cada vez menores en muchos casos.

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Y es que esta saturación viene dada debido a que lo que en 2010 se consideraba casi como un artículo de lujo, en pleno 2019 un smartphone lo posee hasta aquellos que solo lo usan para llamar, por lo que se podría decir que ya no son productos «especiales». A esto se le suma que los teléfonos de gama baja / media, son cada vez mejores, y los fabricantes de estos cada vez son más, y lanzan mejores productos a precios competitivos, por lo que para muchos, las razones para comprar un teléfono “top”, son menores.

Sin embargo algunos grandes fabricantes, como está sucediendo en estos momentos, intentarán desarrollar ese «algo» que haga que su producto destaque sobre el resto, lo que conlleva gastar en investigación. Y es que siempre habrá algunos usuarios que apuesten por adquirir su terminal sea al precio que sea, y aunque cada vez será más difícil convencerles, la fragmentación crecerá aún más, al tiempo que los precios «exagerados» seguirán existiendo y aumentando.

¿Estáis vosotros dispuestos en estos momentos a gastar en torno a 2.000 euros en un teléfono móvil inteligente por muy top que sea?

 

Fuente: adslzone