Fue KPN, que opera en España bajo el OMV Simyo y no tiene por qué suponer que también se aplica aquí esa política, la primera que afirmó que habían estado usando tecnología de inspección profunda de paquetes (deep packet inspection, o DPI) para determinar qué tipo de tráfico realizaban sus clientes de líneas de Internet móvil.

Luego la siguió Vodafone, que emplea las mismas herramientas en ese país para conocer el perfil de tráfico de sus clientes, también en las conexiones a Internet por la red celular móvil.

Esta forma de proceder implica un riesgo evidente para el cliente, ya que se están observando las comunicaciones de sus clientes sin permisos u ordenes judiciales. No sabemos si llegan al punto de saber exactamente los datos que se transmiten, pero sí qué protocolos se utilizan.

El escándalo se ha destapado después de que la propia KPN anunciara la aplicación de cargos extra en las facturas de los usuarios de Internet móvil que utilizaran según qué aplicaciones, como por ejemplo telefonía VoIP o mensajería instantánea, algo que va totalmente en contra de la neutralidad de la red.

Organizaciones como Bits of Freedom ya ha dicho que podemos estar ante algo ilegal, por violación de la protección de datos y por la intercepción de las comunicaciones, instando a las instituciones públicas a que actúen con todo su poder.

Todo esto ha generado una investigación por parte del Ministerio de Economía de Países Bajos, cuyos resultados se publicarán en las próximas dos semanas.

 

Fuente: bandaancha