La filtración de numerosos documentos secretos ha servido para desenmascarar las políticas exteriores de Estados Unidos entre otros países. Este hecho, histórico por otro lado ya que constata con pruebas, ha puesto en evidencia una realidad que muchos sospechaban. La verdad se esconde por intereses políticos pero sobre todo económicos. Los ciudadanos ejercen su derecho al voto y se les prometen otros muchos como el de la libertad de expresió o a recibir información. Eso sí, teoría y promesas, cuidado a la hora de ejercerlos.

Los supuestos adalides de la libertad, ya sin caretas, han mostrado su verdadera cara en la persecución hacia WikiLeaks y Julian Assange. "No disparen al mensajero", se ha defendido Assange. Y es que, como nunca, se ha visto lo que importa: no que se destapen y se persigan las vergüenzas, sino atacar a aquel que ha tirado de la manta. Assange fue perseguido por unos supuestos delitos cuya gravedad parece incluso ridícula. Desde los medios sólo se ha informado de cosas puntuales, apenas ha tenido repercusión lo verdaderamente relevante, y es que el silencio todo lo puede.

Sin embargo, el fenómeno WikiLeaks ha servido también para descubrir la solidaridad con aquellos que aún creen en la verdad y los derechos de los ciudadanos. No sólo las instituciones han perseguido a la web de Assange. Empresas como PayPal, MasterCard o Visa enseñaron los dientes y decidieron boicotear WikiLeaks amparándose en excusas torticeras y bloqueando la financiación a un proyecto que sólo ha "cometido el delito" de descubrir al mundo entero los secretos más oscuros de gobiernos y corporaciones.

Ataques masivos a quien boicotee a WikiLeaks

Pero estas empresas han visto cómo la comunidad internauta ha respondido. El grupo Anonymous ha saltado a la palestra en forma de acciones organizadas contra aquellos que han boicoteado a WikiLeaks. El senador Joe Lieberman hace un llamamiento para que se deje de dar apoyo a WikiLeaks, las empresas como Amazon, EveryDNS, PayPal, MasterCard, PostFinance y Visa responden de forma positiva. Todos ellos reciben ataques masivos de denegación de servicio (DDoS) y acaban por tirar las webs de éstas durante varias horas.

Y no sólo Anonymous con su "Operación Vengar a Assange" emprende estas acciones contra los agentes censores. Desde las redes sociales se organizan actos de protesta y surgen alternativas para financiar el proyecto. A Anonymous se le empieza a considerar "grupo terrorista" y grupos contrarios, probablemente relacionados con aquellos intereses que salen ahora a la luz, lanzan ataques similares.

Sí, podemos hablar de guerra en la Red. Si en el "mundo real" las fuerzas están claramente desequilibradas, no parece ser así en Internet, donde la comunidad internauta muestra su alternativa de forma creativa y beligerante con aquellos que luchan por esconder la verdad de cara a los ciudadanos. Estaremos atentos a los nuevos episodios de esta batalla, la que algunos consideran la "primera gran guerra en la Red".

 

Fuente: adslzone