Desde luego España no está entre ellos. La herencia y el mál endémico que ha beneficiado sólo comercialmente a los operadores y desde luego nada a los usuarios, al no desplegar red nueva, y basar todas las comunicaciones en el viejo par de cobre, nos coloca a la cola de la evolución.

Un modelo arcáico que se está revelando como la gran diferencia entre nuestro país y otros de la unión donde la fibra óptica, y las conexiones de cable de alta velocidad a más de 50 mbps, son ya realidad, con importantes áreas en cobertura directa.

Al igual que nuestro modelo productivo en términos laborales, las telecomunicaciones muestran su lado más oscuro, cuando los demás países empiezan a pisar el acelerador. Hasta hace unos años, a velocidad de crucero, no había tanta diferencia en las posibilidades que se ofrecían en Portugal con la oferta en España, sin embargo desde hace 6 meses, la brecha digital en Europa empieza a marcar diferencias y todas ellas siempre en contra nuestro.

El mensaje es que nos quedamos atrás, y así lo recoge la CMT en su último informe trimestral. Datos muy lamentables para el país que se supone la octava potencia económica del mundo.

Somos lentos, con muchas dificultades en la proyección, y poco evolutivos a corto plazo. Las ofertas que hoy empezamos a conocer en Portugal, Francia, Austria, Alemania, y Noruega, por poner algunos ejemplos, sólo podrían ser igualadas en España, al menos dentro de 5 años.

Las diferencias entre el campo y la ciudad  acentúan la brecha digital cada día que pasa, pero es que empezamos a ser la zona rural de Europa.

Sin embargo todos los operadores se llenan la boca gritando a los cuatro vientos que están preparados para ofrecer fibra óptica y velocidades de hasta 100 Megas. Pero dónde están esas ofertas, quién las disfruta.

Un tema, este, donde a España aún le queda mucho por sufrir y padecer.


Fuente desde: adslnet