Los primeros SSD que colocamos en nuestros ordenador utilizan conector e interfaz SATA. Las unidades eran de 2,5 pulgadas, pero desde hace ya casi un lustro también tenemos la opción de poner unidades en formato M.2 que parecen pequeños chicles aplanados. Estas unidades son más ligeras, pequeñas y sobre todo, más rápidas.

La velocidad de las unidades NVMe es gracias a la utilización de ese protocolo, ya que su límite de velocidad es mucho mayor que el de SATA, el cual estaba pensado para unidades como discos duros que no superan los 250 MB/s de lectura secuencial. Los SSD saturaron rápidamente los 6 Gbps de velocidad máxima del protocolo SATA3.

Por ello, el paso a unidades M.2 tiene ventajas a nivel de que no se necesitan poner dos cables como en los que usan SATA3, además de pesar menos y tener velocidades que llegan a 3.500 MB/s en los que usan líneas PCIe 3.0, o alcanzar los 5.000 MB/s si tenemos ya una unidad PCIe 4.0. Próximamente llegarán unidades que alcancen los 7.000 MB/s, pero ya cabe empezar a plantearse para qué necesitamos tanta velocidad. 3,5 GB/s ya es una cifra espectacular de rendimiento, y ya de por sí no tiene mucho sentido gastarse más dinero en uno por tener unos pocos gigas más.

Velocidades aleatorias en SSD: la clave en los tiempos de carga de Windows 10

El problema es que incluso entre 500 MB/s y 3,5 GB/s no vas a notar una gran diferencia de rendimiento. Si estás copiando archivos de un SSD a otro sí lo notarás, pero bajando contenido de Internet, abriendo programas o juegos, o copiando elementos desde o hacia un disco duro, no vas a apreciar diferencia. Y tampoco tener un SSD más rápido hace que el sistema operativo cargue antes.

La clave se encuentra en que, aunque las velocidades de escritura y lectura han aumentado, hay otros factores que incluyen a la velocidad de carga de los programas. Por ejemplo, la más directa tiene que ver con la frecuencia del procesador que estemos utilizando, así como la latencia o la frecuencia de nuestra memoria RAM.

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En el anterior gráfico podemos ver que apenas hay diferencia entre utilizar un SSD SATA como el Samsung 860 EVO de 500 GB y el 970 EVO de 1 TB para cargar el sistema, tardando apenas medio segundo más el SATA. La carga es más rápida con el NVMe, pero, ¿merece la pena gastarse casi el doble de dinero que cuesta el 970 EVO por apenas medio segundo?

Entre 30 y 40 MB/s: la lectura aleatoria no ha mejorado

Claramente, no. Sólo en contadas ocasiones nos beneficiaremos de las altas velocidades de lectura y escritura secuencial, como cuando estemos moviendo archivos o exportando un archivo multimedia. El problema es que la mayoría de tareas que hacemos son cargas de tipo aleatorio con cientos o miles de archivos, como cargar un programa o juego a la memoria RAM cuando lo abrimos, cargar el sistema operativo, o cuando estamos instalando un juego.

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En CristalDiskMark, la cifra que tenemos que mirar es la de 4KiB Q1T1, correspondiende con una carga de «low queue depth«, donde tenemos muchos archivos de pequeño tamaño para realizar la prueba. Ahí, vemos que en unidades SATA la cifra es casi idéntica, siendo de hecho superior en el SATA debido a que estaba haciendo otras cosas con el SSD NVMe cuando hice la prueba. Así, son ese tipo de cargas las que se acercan más a la realidad. Sólo los SSD Intel Optane han ofrecido mejoras significativas en este tipo de cargas, e incluso en esos casos la mejora de velocidad de carga sigue sin merecer realmente la pena.

Por tanto, si estás buscando un SSD nuevo para mejorar el que ya tienes, quizás te compense comprar uno de 1 TB SATA que uno de 500 GB NVMe dependiendo del uso que le vayas a dar. Cada uno tiene sus ventajas, donde los SATA de 2,5 pulgadas se calientan menos (también hay M.2 SATA que se calientan igual que los NVMe), son más baratos y consumen menos energía. Si puedes y encuentras una buena oferta, un NVME será siempre una opción excelente, pero tienes que saber que la mejora de rendimiento la tienes casi siempre en cargas secuenciales. En aleatorias no tendrás grandes mejoras que afecten al uso normal del ordenador.

 

Fuente: adslzone