Unos paneles originales que funcionan perfectamente ya no sirven si Apple no los valida

Apple depende principalmente de tres fabricantes para sus pantallas: BOE Technology, LG y Samsung. Dependiendo del MacBook, éste puede tener pantalla LG o Samsung con total seguridad si es anterior a 2015, y si es posterior, pasa a tener pantallas de BOE Technology, uno de los mayores fabricantes de paneles LCD para portátiles del mundo.

Sin embargo, aunque un reparador compre esas mismas pantallas a los fabricantes originales, ya no puede instalarlas en el portátil. Así lo ha revelado Louis Rossmann en uno de sus recientes vídeos. Este popular reparador de productos de Apple tiene que lidiar constantemente con este tipo de decisiones de la compañía, e incluso le han llegado a retener pedidos de baterías alegando falsificaciones por tener el logo de Apple, cuando en realidad eran baterías de segunda mano obtenidas de iPhone originales.

En este caso, Rossmann compró unos 600 paneles, modelo LP133WQ1, directamente a LG. Esa pieza es exactamente la misma que Apple le compró al fabricante para los modelos de 2013 a 2015. Esa pieza ya es difícil de obtener, pero Rossmann las compró porque es una de las que más se rompe en los ordenadores de Apple por descuido de los usuarios.

Hasta ahora, ha gastado 500 de esas pantallas, que le costaron 90 dólares cada una, en reparaciones donde los paneles funcionaban sin problema. Sin embargo, una actualización de software de macOS ha bloqueado el uso de esas pantallas, a pesar de ser un modelo idéntico. Sin embargo, si cogían una pantalla ensamblada en el marco original, ésta sí funcionaba.

Aunque el panel sea idéntico al que recibe Apple, éste no funciona

La clave está en el chip EDID que lleva la pieza (programados cuando la pantalla se usa en un modelo completo), y que solo es Apple quien puede ponérsela. Esto impide a reparadores externos poder cambiar la pantalla a partir de ahora en esos modelos antiguos, e incluso la reparación en su totalidad, ya que los reparadores no pueden acceder a la pieza completa con el marco, el logo de Apple, la antena WiFi y el chip EDID, mientras que los paneles sí pueden comprarlos nuevos y originales a fabricantes como LG.

Con esto, Apple pone aún más problemas para repararlos, aunque no son tan difíciles de arreglar como los nuevos MacBook Pro. Estos portátiles, como comentamos el pasado mes de octubre, cuentan con un chip T2 de cifrado que impide a nadie reparar la pantalla, la placa base, el teclado, el trackpad o la placa del Touch ID si no se tiene el Apple Service Toolkit 2: una herramienta que solo pueden tener las tiendas de Apple. Para usarla, es necesario tener una cuenta con acceso a través de Internet, siendo una especie de DRM.

Este tipo de prácticas relacionadas con el chip T2 podían tener excusa con la protección de datos, al impedir acceder al SSD soldado a la placa. Sin embargo, lo que provoca es que sea cada vez más difícil reparar los productos de Apple por parte de personas ajenas a la empresa.

Recientemente, supimos que Apple había cambiado el diseño de uno de los ribbons de la pantalla del último MacBook Pro para evitar que se rompiera a los pocos meses, y aún así obliga a los dueños a pagar 600 euros por cambiar una pantalla entera, cuando el ribbon vale apenas unos pocos euros. Este caso, conocido como Flexgate, ya está siendo solucionado de manera silenciosa, tal y como han intentado solucionar la mayoría de fallos de diseño de los MacBook, iMac y iPhone.

 

Fuente: Louis Rossmann | adslzone