Estamos hablando de la CPU, o la unidad central de procesos, y este es uno de los componentes de hardware más importante en dispositivos informáticos. Aunque no depende únicamente de la CPU, el rendimiento está directamente ligado a la misma y sus características técnicas. Así que, aunque no es el único dato importante, ni muchísimo menos, revisar los núcleos del procesador nos da una idea de sus capacidades.

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Qué es un ‘núcleo’ de un procesador o una CPU

Los procesadores más antiguos eran single core; es decir, de un único núcleo. Los actuales van mucho más allá. Estos núcleos son, cada uno de ellos, y explicado de la forma más sencilla posible, una unidad de procesamiento en sí misma. Los núcleos se dedican a leer instrucciones y a ejecutar acciones específicas. Si llevamos a cabo cualquier tipo de acción en nuestro teléfono inteligente, tableta, televisor y ordenador –entre otros dispositivos-, todo esto pasa por el procesador. Los núcleos del procesador, como decíamos, son capaces de hacer ciclos de procesamiento de forma independiente, en cuatro partes: lectura, decodificación, ejecución y escritura.

Pero ¿depende el rendimiento de los núcleos? Sí, y no. Un núcleo puede llevar a cabo un ciclo de instrucción por sí solo. Es decir, que si tenemos dos núcleos, podríamos paralelizar y llevar a cabo dos ciclos de instrucción independientes, como si tuviéramos dos procesadores. Si tenemos cuatro, entonces podemos llevar a cabo cuatro ciclos de instrucción de forma simultánea, a priori. Básicamente, tenemos mayor capacidad de instrucción simultánea, pero la velocidad con la que se llevan a cabo estos ciclos de instrucciones no depende de los núcleos, luego el rendimiento no necesariamente está vinculado de forma directa a los núcleos por su cantidad.

Más núcleos no tiene por qué significar mayor rendimiento en un procesador, pero ¿por qué?

El diseño de una CPU es realmente complejo, y sería conveniente ahondar en muchos otros detalles sobre sus características técnicas. No obstante, a nivel de usuario y para tener un concepto amplio sobre el rendimiento de un procesador, podemos limitarnos a dos datos clave: núcleos y frecuencia de reloj.

Como decíamos, un procesador, o una CPU, se compone de varios núcleos. A más núcleos, más unidades de procesamiento independientes y, por tanto, mayor cantidad de instrucciones se podrán procesar de forma simultánea. La paralelización en el procesamiento de instrucciones permite un mayor rendimiento, pero la frecuencia de reloj es lo que define la velocidad con que se llevan a cabo estos ciclos de instrucciones. Esta velocidad se mide en GHz; cuanto mayor sea, más rápido será capaz cada uno de estos núcleos en completar esas cuatro partes que componen un ciclo de instrucción completo.

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Y esto es precisamente lo que explica que un procesador dualcore pueda ser más rápido que un procesador quadcore. Además de por otros factores como la arquitecturaevidentemente-, la memoria caché de la CPU, el proceso de fabricación y un largo etcétera. Pero es importante conocer qué son los núcleos de una CPU y su funcionamiento, al nivel más básico, y en relación a la frecuencia de reloj, para desmitificar que los procesadores de ocho núcleos en teléfonos inteligentes, por ejemplo, sean siempre la mejor opción.

Por otro lado, también hay que tener en cuenta que la optimización de software juega un papel crucial para aprovechar, o no, el diseño de hardware de muchos componentes y, entre otros, la CPU. No todos los programas, y no todas las aplicaciones, están preparadas para aprovechar determinados diseños de CPU. Aunque con algunos programas y apps se puedan aprovechar las prestaciones de una CPU octacore, por ejemplo, habrá con otros programas con los que esta característica no importe lo más mínimo que contemos con ocho núcleos.

 

Fuente: adslzone