La pasta térmica no es más que una masa que se coloca entre el procesador y el disipador, de tal manera que el calor que genera el procesador se transmita al disipador, y éste se ‘disipe’ a través de los tubos de cobre y las láminas de aluminio. De ahí, el ventilador del disipador va regenerando el aire alrededor de las láminas de aluminio.

¿Por qué se necesita utilizar pasta térmica?

Porque la superficie tanto del procesador como del disipador no es perfectamente plana. Si estas fueran planas, harían contacto perfectamente y no haría falta la pasta térmica. Al presentar irregularidades en la superficie, si no hubiera pasta térmica se acumularían burbujas de aire, el cual es un muy mal conductor.

Por ello, la pasta térmica se ocupa de rellenar los huecos irregulares de ambas superficies y establece el contacto ideal entre ambas. La mejor pasta térmica es aquella que tiene baja resistencia térmica (es decir, que transmite fácilmente el calor), así como no conductora y que no se seque con el paso de los años, aunque si cambias la pasta térmica después de 4 años, conseguirás bajar un par de grados ya que con el tiempo tiende pierde algo de rendimiento.

A modo de curiosidad, se puede utilizar como pasta térmica la pasta de dientes. No es recomendable utilizarla durante más de un par de días, ya que se reseca muy rápido y tiene temperaturas más altas que la pasta térmica normal, pero puede llegar a sacarte de un apuro en más de una situación.

La pasta térmica se utiliza también en otros componentes electrónicos que necesitan disipación, como las tarjetas gráficas. Éstas vienen ya integradas con una disipación diseñada por fabricantes como MSI o Gigabyte, por lo que no es necesario aplicarle la pasta térmica a no ser que queramos instalar otro disipador mejor.

Correcta aplicación de la pasta térmica

El proceso es muy sencillo, y se realiza de la siguiente manera: Ponemos la placa base o la caja del ordenador en horizontal (tumbada) y ponemos la CPU en el socket de la placa base, y la atrapamos con el cierre que incluye. Posteriormente, aplicamos la pasta térmica en el procesador. Es muy importante la cantidad y forma en la que se aplique.

La cantidad que tenemos que poner es similar a un guisante, y aplicarla en el centro del procesador. De esta forma, cuando coloquemos el disipador encima, ésta se extenderá por toda la superficie del procesador sin acumular burbujas de aire en su interior.

Mucha gente coloca erróneamente la pasta térmica y la extiende con una tarjeta de manera que quede homogénea en la superficie. Por favor, NO hagáis esto, pues estaréis desperdiciando pasta térmica y probablemente atrapéis burbujas de aire al colocar el disipador encima, resultando en temperaturas más altas.

Si ponemos demasiada pasta térmica, ésta rebosará por los lados y cortocircuitará el procesador, dejándolo inutilizado. Si ponemos poca, habrá partes que no queden correctamente cubiertas.

Si os equivocáis y habéis puesto mucha o poca pasta térmica y queréis volver a aplicarla, primero hay que limpiar la superficie tanto del procesador como del disipador. Para eliminar la pasta térmica bastará con utilizar alcohol isopropílico (el de las heridas) y limpiar con un trapo de microfibras que no deje restos.

 

Fuente: adslzone