El único inconveniente de un NAS puede ser el precio, y el consumo energético. Por suerte, la Raspberry Pi siempre estará ahí velando por nosotros. Si tienes un disco duro que no uses, o incluso si quieres comprar uno (Este de Toshiba de 2 TB cuesta tan sólo 78 euros), puedes convertirlo en un NAS con sólo una Raspberry Pi. También se puede utilizar un SSD o un pendrive.

Además, es necesario tener una microSD (con que sea de 8 GB es suficiente) para instalar el sistema operativo en la Raspberry Pi. El sistema es compatible con todos los modelos de Raspberry Pi, pero con la versión 3 se consiguen mejores resultados y se puede alimentar un disco duro directamente a través del puerto USB.

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Aun así, estamos limitados a velocidades USB 2.0 y a Ethernet 100 Mbps, por lo que las velocidades de transmisión no superarán los 12,5 MB/s. Esta velocidad es más que suficiente para transferir archivos de almacenamiento como fotos o música, e incluso en el caso de que accedamos desde fuera de casa y tengamos fibra óptica simétrica de 300 Mbps, que aunque nos veamos limitados por la velocidad de transferencia, es suficiente para cubrir la mayoría de necesidades.

Instalar el sistema operativo

En el caso de que no queramos usar NOOBS, o no hayamos elegido que la Raspberry Pi venga con un sistema operativo preinstalado, necesitaremos instalar un sistema operativo. En concreto, necesitamos OpenMediaVault, descargable aquí. Luego, formateamos la microSD en FAT32, extraemos con 7zip la ISO que hemos descargado, y escribimos la imagen descomprimida en la SD con Win32 Disk Imager.

Configurar la Raspberry Pi

Conectamos a la Raspberry Pi el monitor, teclado y cable Ethernet para poder configurarla (sólo tendremos que hacerlo la primera vez). Después de completar el primer boot, podemos acceder desde la web de manera remota, utilizando las credenciales admin para el usuario, y openmediavault como contraseña. A partir de aquí, obtendremos la dirección IP de la Raspbbery Pi, y ya podremos desconectar el teclado y el monitor, dejando sólo la alimentación y el cable Ethernet para la red.

Conectamos los discos duros a la Raspberry Pi, y vamos a nuestro ordenador, desde donde podremos acceder a través de la dirección IP que hemos conseguido al menú de configuración de OpenMediaVault. Utilizamos las mismas credenciales de acceso una vez que hayamos introducido la IP en el navegador, y ya estaremos en la interfaz.

Montar las unidades

Para poder acceder a los discos duros, primero tenemos que montarlos. Vamos a File Systems en el panel de navegación, y ahí aparecerán las unidades de almacenamiento. Pinchamos en una de las unidades y pinchamos en Mount.

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Después, le damos a Apply, y ya tendremos montada la unidad.

Crear una carpeta compartida

Este es el paso más importante si queremos hacer cómoda la función del NAS. Una carpeta compartida en la red nos permitirá acceder con cualquiera de nuestros dispositivos, y podemos modificar los archivos que hay en ella.

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Para ello, vamos a Shared Folders en el panel de navegación. Pinchamos en ‘Add’, y le damos un nombre a la carpeta que añadamos. Seleccionamos una de las unidades de almacenamiento en el menú desplegable al lado de Volume. Especificamos una ruta, y le damos a guardar.

Activar el SMB/CFIS

Para poder acceder a los archivos y carpetas compartidos desde un ordenador en la misma red, tenemos que activar la opción de compartir con SMB/CFIS.

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Vamos a Services en el panel de la izquierda, y activamos el botón que pone Enable. Guardamos y aplicamos para confirmar los cambios. Por último, vamos a la pestaña de Shares, y añadimos una de las carpetas que hemos creado pinchando en Add.

Acceder a los dispositivos en la red

Ya podemos acceder a las carpetas compartidas con los dispositivos que tengamos conectados en la red. Para acceder desde Windows, vamos al Explorador de archivos y hacemos click derecho en red y le damos a Conectar a una unidad de red.

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Seleccionamos una letra que no utilicemos para darle el nombre a la unidad, por ejemplo ‘R:’. En carpeta, seleccionamos la RASPBERRYPI, que debería aparecer, y ahí la carpeta que hayamos elegido compartir. Pulsamos en aceptar, e introducimos las credenciales de acceso. Por defecto, el nombre de usuario es pi, y la contraseña es raspberry.

Con esto, ya nos aparecerá la unidad compartida en la red como si fuera un disco duro más en nuestro ordenador, y podremos modificar los archivos cómodamente a través de la red local. Así de sencillo es montarse un NAS por apenas 110 euros en casa contando que no tengamos ya un disco duro externo para utilizarlo como almacenamiento en red. Los NAS cuestan tres veces más, aunque ofrecen mejores conectividades como USB 3.0 y puerto Ethernet Gigabit.

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En el caso de Android, dependiendo del navegador de archivos, también se puede añadir la unidad de red compartida, y acceder a ella con un explorador de archivos como ES File Explorer o Solid Explorer.

 

Fuente: CNET | adslzone