Como todos ya sabréis la importancia de este componente estriba precisamente en el hecho de que es el encargado de proporcionar la autonomía necesaria a este tipo de productos móviles, de ahí que el correcto uso que hagamos del mismo influirá directamente tanto en su correcto funcionamiento como en el tiempo de vida que tendrá.

Este elemento cada vez va evolucionando más en cuanto a tiempos de carga, durabilidad, potencia, tamaño, etc, pero los mitos en torno a este siguen siendo los mismos que los que escuchábamos hace años. En primer lugar siempre hemos oído que usar el dispositivo móvil al mismo tiempo que lo cargamos perjudica a la batería. Sin embargo lo cierto es que la batería en si no «sufre» lo más mínimo si usamos el producto cuando está cargándose, el único perjuicio será que el tiempo de carga de ese ciclo será superior a si no lo usamos. Por otro lado el dicho de que hay que descargar la batería de un móvil en su totalidad cuando lo compremos antes de usarlo por primera vez también es un mito equivocado, al menos en la actualidad. Esto se debe básicamente a que las baterías de hoy en día ya no tienen el problema conocido como «efecto memoria» de las antiguas.

Por el contrario, algo con lo que debemos tener más cuidado es cuando la carga del aparato se ha completado al 100%, ya que dejarlo enchufado a la red eléctrica una vez finalizado el proceso sí que puede dañar la batería. Esto se debe a que la batería alcanza una mayor temperatura en el proceso de carga, por lo que se recomienda que una vez haya acabado el mismo se desconecte de la electricidad para que vuelva a su temperatura normal y no sufra una degradación innecesaria. Además para aquellos que afirman que la carga normal de un smartphone o tablet siempre es más recomendable que la denominada carga rápida, están en lo cierto. La razón de ello es que las baterías tendrán una vida útil más larga siempre y cuando se recarguen usando un voltaje reducido, algo que no se respeta en las cargas rápidas.

 

Fuente: adslzone