Utilidades

Las impresoras 3D generalmente han sido exclusivas de sectores industriales; la maquinaria y los conocimientos necesarios para manejarlas eran elevados y no al alcance de cualquiera. No obstante, se vive actualmente un acercamiento de las máquinas a un público más amplio que ha hecho estallar la bomba de la creatividad.

No son pocas las personas que al oír hablar de la impresión 3D piensa en crear su propia línea de relojes, zapatos a medida o miniaturas de coches (entre otros variopintos ejemplos). Y esto es lo que ha hecho que día tras día escuchemos hablar sobre las bondades de esta tecnología.

Pero el mundo de posibilidades que ofrecen la impresoras 3D va más allá del diseño de accesorios o piezas industriales. En la actualidad, ya se han realizado pruebas de impresión con materiales comestibles, véase chocolate, creando de forma precisa un “snack a nuestra medida”. El mundo de la alimentación en relación con la impresión tridimensional va más allá, con el objetivo de algún día ser capaces de, por ejemplo, diseñar e imprimir nuestra propia hamburguesa. Aún así, parece que esto de momento estará destinado a proyectos especiales, pero es de esperar que exista la posibilidad.

Otra utilidad posible es la creación de elementos médicos, como pueden ser prótesis de cualquier parte del cuerpo humano o animal. Hace unas semanas veíamos como un pato volvía a caminar gracias al diseño e impresión de una prótesis con una impresora 3D. Se especula que a medida que evolucione, las maquinas permitirán emplear más materiales además del plástico, pudiendo recrear órganos con material idéntico al tejido humano.

Modo de funcionamiento

En la actualidad nos encontramos principalmente con dos métodos de impresión, la impresión por inyección y la deposición fundida. El primero consiste en la inyección de un tipo de pegamento sobre una base de polvo. La impresión se hace capa por capa, inyectando en cada una de ellas el pegamento necesario para solidificar el polvo y de esta forma obtener el objeto diseñado. Tan sólo es necesario retirar el polvo para obtener el objeto sólido.

El segundo método se basa en el vertido de finos hilos de plástico fundido capa por capa, que progresivamente irá conformando el objeto diseñado. Si bien este es el método más utilizado en la actualidad, nos encontramos con el inconveniente de que la terminación de los objetos es de carácter rugoso y no del todo uniforme, debido a la continua deposición y posterior solicitación del plástico, lo que impide que la pieza se funda por completo en una estructura única.

Existen otros métodos en desarrollo. El “laser sintering” consiste en la solidificación de una capa de resina en estado líquido. Dicha solidificación se produce por efecto de un haz de láser que dibuja la forma deseada, logrando crear objetos sólidos plenamente lisos y bien estructurados.

El mayor inconveniente de este método es el coste de la resina líquida, el cual se encuentra alrededor de los 100 euros el litro, además de tener que ser conservado en frio y sin entrar en contacto con la luz solar. La deposición fundida mencionado previamente tiene un coste mucho menor, cercano a los 20 euros por bobina de plástico.

Un universo de plataformas

El boom de las impresoras 3D está generando un universo de plataformas a su alrededor de gran utilidad. Entre estas nos encontramos algunas destinadas al diseño de objetos en tres dimensiones que pueden ser adquiridos por cualquier usuario  para su posterior impresión en 3D. Un ejemplo de esto es la web Leopoly, en la que encontramos más de 5.000 diseños, y en la que además, somos capaces de crear y subir nuestras propias creaciones.

impresora 3D

Una vez tenemos el diseño, creado por nosotros mismos o adquirido a través de una plataforma como la que acabamos de mencionar, tenemos la posibilidad de imprimirlo con nuestra propia impresora 3D o por el contrario, contactar con algún propietario de una de éstas máquinas o alguna de las múltiples empresas que están surgiendo, las cuales poseen máquinas a disposición de cualquier cliente. De esta forma, no es necesario disponer de una impresora 3D en casa, ya que podremos hacer uso de máquinas ajenas a cambio de, está claro, un módico precio.

Otra de las grandes capacidades de este tipo de impresoras es la capacidad de reproducirse, es decir, de crear impresoras a partir de impresoras. Y no son pocas las plataformas de intercambio que están surgiendo, en las que los usuarios son capaces de imprimir sus propias piezas con ayuda de otros propietarios de impresoras 3D. De esta forma, se está generando un universo de intercambio de piezas con las que poder montar nuestras propias máquinas.

Como podemos ver, algo tan novedoso y llamativo como la impresión 3D ha abierto las mentes del mundo entero, haciéndonos pensar en todo aquellos que seríamos capaces de hacer si poseyéramos una de estas máquinas.

 

Fuente: adslzone