La telco Telefónica ha comenzado el año con el peso de la Comisión Nacional de la Competencia y los Mercados que, tratando de obligar a Movistar a compartir su fibra óptica, parece ajena a los daños colaterales que podría provocar una medida en favor de la competencia. Mientras que los beneficios para la competencia en el sector de las telecomunicaciones parecen algo difusas, la Federación de Servicios para la Movilidad y el Consumo del sindicato UGT tiene claros los daños colaterales. “Se entorpecería el fuerte ritmo de inversión de Telefónica”, aseguran. y “se frenaría de forma abrupta la inversión de los competidores”.

Desde UGT señalan que “en España es imprescindible una infraestructura digital de última generación para el progreso económico”, motivo por el cual han querido recordar que “habría consecuencias negativas inmediatas” para el empleo directo e indirecto. En este sentido, no han querido dejar pasar que “se incrementaría la brecha digital entre territorios”, lo que califican de “atentado contra el Estado del Bienestar y la igualdad entre ciudadanos”.

¿Hay alguna alternativa para la fibra óptica de Movistar?

Aunque UGT parece haber tomado una iniciativa algo más llamativa, anteriormente CCOO lanzó declaraciones con respecto a este mismo tema asegurando que una regulación “inadecuada” supone un “grave riesgo”. Además, hicieron especial hincapié en los miles de empleo que peligran con este tipo de medidas por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.

Ahora bien ¿existe alguna alternativa? Y es que, mientras que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia parece no ver más allá de la regulación del mercado de la fibra óptica, los sindicatos se preocupan por otros aspectos, como el empleo. La alternativa, parece evidente, está en un punto intermedio en que se regule la competencia entre estos gigantes de las telecomunicaciones sin daños colaterales para “estratos” inferiores también pertenecientes, no obstante, a la estructura piramidal de estas compañías. Todo ello, sin olvidar los intereses de los usuarios y consumidores.

 

Fuente: El Economista | adslzone

 

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