Loquillo fue el encargo de estrenar el WiZink con un concierto de rock and roll espectacular y con un recuerdo especial a las víctimas del coronavirus. A las 21:30 en punto comenzaron a sonar los primeros acordes y desde ese momento la conexión entre el artista y el público fue total a pesar de la frialdad de las gradas y la pista con el público completamente separado para evitar posibles contagios. Fuera del recinto estaba el camión de Telefónica produciendo y retransmitiendo el primer concierto de la nueva normalidad que cuenta con novedades importantes con respecto a lo que antes podíamos disfrutar.

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Conciertos como si fueran eventos deportivos

La operadora ha conseguido con éxito trasladar la experiencia de la producción y retransmisión de eventos deportivos a un concierto, de esa manera los fans pueden disfrutar desde su casa de todo lo que rodea al evento igual que si fuera un partido de fútbol, baloncesto o una carrera de fórmula 1. Así por ejemplo, 30 minutos antes de que comenzara el show los «asistentes» al streaming pudieron ver la previa del concierto con la llegada del artista al recinto, el acceso a los camerinos, la prueba de sonido y todo lo que rodea al backstage. «Una experiencia similar a la previa de los partidos de fútbol donde los comentaristas analizan las alineaciones y se puede ver el calentamiento o la entrada de los hinchas al campo de fútbol».

Durante el show, seis cámaras pendientes de todo lo que hacía la banda de Loquillo y por supuesto a nivel de conectividad toda la experiencia de Telefónica para garantizar que miles de usuarios concurrentes podían disfrutar del evento correctamente. Tras el concierto, más contenido para cerrar el show, «los mejores momentos» y un «resumen del concierto» para aquellos que no han podido verlo entero.

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Estamos ante una nueva fórmula de monetizar los conciertos para los artistas y es que muy posiblemente tardemos mucho tiempo en ver como los recintos vuelven a llenar hasta la bandera. Se trata de una experiencia que seguramente no agrade a muchos cantantes y es que el sonido y la escenografía van completamente sin editar del escenario a la pantalla de los fans. La presión ahora es más importante porque los errores musicales quedan para siempre grabados y por supuesto el alcance de un artísta es mucho mayor si esta forma de consumir conciertos se populariza.

Sin tener cifras oficiales, el streaming de Loquillo que costaba 8 euros ha sido un auténtico éxito, sobre todo teniendo en cuenta que se trataba de un concierto solidario a favor del banco de alimentos. Larga vida al autor del Cadillac Solitario.

 

Fuente: adslzone

 

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