"Proporcionar una red más viable económicamente, que sea ambientalmente sostenible y capaz de soportar todos los servicios actuales y futuros en el futuro previsible". Éste es el objetivo del proyecto DISCUS (acrónimo en inglés de Centro distribuido para suministro ilimitado de ancho de banda). Como leemos en Tendencias21, se trata de una iniciativa dirigida desde Irlanda y que busca actualizar toda la red y mejorar la banda ancha a través de las nuevas infraestructuras de fibra óptica.

Gracias a la investigación se espera que el número de usuarios por cada red aumente de una forma significativa, pasando de 32 a nada menos que 1.000. Su plan busca reducir el número de nodos principales (centrales), a la vez que se aumenta la distancia a la que llegan las redes centradas en dichos nodos. Así, si el radio de cobertura de las centrales hasta los hogares o empresas en la actualidad es de entre 10 y 20 kilómetros, se buscaría aumentarlo hasta más de 100 kilómetros. De este modo, el avance podría ser muy importante para llevar la banda ancha a las zonas rurales acabando así con la llamada "brecha digital".

"Este proyecto es muy emocionante para nosotros dado que la escala del proyecto es muy significativa. Nuestro objetivo es el diseño de las futuras redes ópticas para que sean más baratos, resistentes y capaces de evolucionar ajustándose a las necesidades a largo plazo", explica Linda Doyle, una de las investigadoras inmersas en el proyecto.

Gracias a la tecnología en la que trabajan, denominada Red Óptica Pasiva de Largo Alcance, los investigadores avanzan que "las más de 1.000 centrales locales de telecomunicaciones que existen hoy en Irlanda podrían reducirse a unos 20 nodos centrales, lo que rebajaría los costes de capital y operativos, así como el consumo de energía, y amplía la disponibilidad de servicios también a las zonas rurales".

No obstante, el proyecto, en el que participan desde países europeos, la UE con sus fondos o compañías como Telecom Italia, Nokia o Telefónica, no tendrá una aplicación inmediata. Su duración estimada es de tres años, por lo que se puede considerar una iniciativa a largo plazo que sin duda ayudará a cumplir los objetivos de la Agenda Digital Europea para 2020, en los que se pretende que toda la población comunitaria navegue al menos a 30 Mbps y la mitad tenga acceso a conexiones de 100 megas.

 

Fuente: adslzone