A comienzos de 2013 el extravagante fundador de Megaupload publicó un tuit en el que sugería las medidas a seguir por parte de la industria de Hollywood para evitar que sus obras fuesen “pirateadas” en la Red. Un año más tarde, y en plena polémica sobre su posible extradición a Estados Unidos para juzgarle por un delito masivo contra la propiedad intelectual, el empresario alemán ha insistido en el camino que debe seguir el sector de la cultura y el entretenimiento.
Como en aquella ocasión, son cinco las claves que ve Dotcom para que los productos culturales no se distribuyan en la Red sin permiso de sus autores. El informático considera fundamental que éstos sean de gran calidad y que la oferta sea accesible para todos los públicos de una forma cómoda y rápida.
En el caso de estrenos de ciertos contenidos como pueden ser películas o videojuegos, el fundador de Megaupload recomienda que se hagan de forma simultánea en todo el mundo y con disponibilidad online. Ésta es una de las grandes asignaturas pendientes, por ejemplo, de la gran industria del cine, cuyas ventanas de distribución siguen propiciando que el único acceso a algunos de sus contenidos sea acudir al P2P, portales de streaming o cyberlockers.
Asimismo, en el tuit del empresario afincado en Nueva Zelanda se señala la compatibilidad de los contenidos con “cualquier dispositivo“. En opinión de Kim Dotcom es una ventaja que estén disponibles en cualquier formato ya sea para reproducir en el teléfono móvil, tableta u ordenador en función del gusto del usuario.
Un precio asequible como clave fundamental
Como no podía ser de otro modo, apunta al “precio justo” como otro detalle fundamental que debe tener en cuenta el sector. Hasta ahora son varios los ejemplos en Internet que demuestran cómo los usuarios están dispuestos a pagar por los contenidos siempre que tengan un precio asequible. Spotify en el sector musical, Netflix en el audiovisual o Steam en el de los videojuegos son paradigmas del éxito de esta política.
Este último tuit del empresario germano se ha producido al poco tiempo de que alardease del valor de MEGA, empresa que en apenas un año “ha pasado a ser una compañía valorada en 210 millones de dólares neozelandeses (aproximadamente 130 millones de euros)” y cuya salida a bolsa estaría ultimando.
